En este sexenio no se deja a nadie atrás. Esto, por supuesto, incluye a los dos ciudadanos mexicanos secuestrados por Hamás: ya nos enteraron de que el Gobierno federal está viendo la manera de comunicarse con la organización yihadista para que los dejen volver a casa.

¿No les encantaría saber en qué tenor van a transcurrir las conversaciones? Porque las dudas se acumulan. ¿Las llevará personalmente nuestro Presidente, se entiende que con un traductor? ¿Les hablará de la fraternidad universal? ¿Les dirá que no sean así, fíjense cómo evité condenar los asesinatos de civiles desarmados, las violaciones tumultuarias y las casas incendiadas, o sea, cómo evité llamarle terrorismo a su incursión en Israel, que es la manera en que se expresa en el mundo el humanismo mexicano, basado en los principios del pacifismo y la autodeterminación de los pueblos? ¿Les dirá que se alivianen, que los mexicanos no somos judíos, sino pueblos originarios, y no hay razón para mantenernos encerrados, porque además somos un pueblo cariñoso y chambeador? ¿Tendrá la cortesía, y sobre todo la prudencia, de por una vez no citar la Biblia?

Desde luego, supongo, pondrá sobre la mesa argumentos menos abstractos. Como que nos hemos portado a todo dar con Maduro, que es su bróder, y con Putin, otro ejemplo de generosa solidaridad con el islamismo violento. También podría ofrecerles petróleo, como a Cuba, y demostrar que Pemex es un cuerno de la abundancia no solo para México, sino para el mundo, o doctores justamente cubanos a cargo del erario nacional, al cabo que son súper solidarios y están dispuestos a ir a cualquier lado a llevar las bendiciones de la medicina socialista.

Me imagino que, una vez avanzadas las negociaciones, con los salafistas conmovidos por la onda de los abrazos no balazos a escala planetaria, quedará preguntar dónde podría aterrizar el avión de la Fuerza Aérea que se llevará a los nuestros quién sabe si de regreso a la patria o solo hasta Madrid, suerte con el vuelo de Iberia, y, como cereza del pastel, con una sonrisa coqueta, la promesa de que en el mismo vuelo irán libros del FCE y dosis de Patria y Abdala, para lo que se ofrezca. Ah, y ventiladores Ehécatl.

Claro que si nada de eso, inexplicablemente, convence a los terroristas, se les puede mandar la caricatura ramplona e indigna del monero oficial, esa en la que equipara a Israel con el nazismo, para que vean que los mexicanos no solo no somos judíos, sino que podemos ser unos antisemitas impresentables.

    @juliopatan09