Eclipse solar
Foto: Freepik | Mitos, tradiciones y miedos alrededor de los eclipses solares  

Desde la Antigüedad los eclipses de sol han maravillado al ser humano. Es por esto que a este fenómeno astronómico lo rodean mitos, tradiciones y miedos. Te platicamos de algunos.

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Un eclipse solar o anular es un fenómeno astronómico que ocurre cuando la luna se interpone entre la Tierra y el sol, bloqueando parcial o totalmente la luz de este astro desde nuestra perspectiva en la Tierra.

Esto provoca una breve oscuridad durante el día, ya que la luna proyecta su sombra sobre la superficie terrestre.

Por lo imponentes que pueden llegar a ser es que muchas culturas se han asombrado ante esto y han surgido grandes mitos, tradiciones y miedos. Aquí te platicamos.

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En ciertas culturas se creía que el sol era devorado por una entidad divina. Los chinos creían que un dragón se tragaba el sol y luego lo terminaría escupiendo. Los mexicas, de forma similar, pensaban que una deidad mordía el sol.

De hecho, en 1325, cuando se fundó Tenochtitlán, se cuenta que al colocar la primera piedra ocurrió un eclipse.

Durante los eclipses los mexicas ofrecían sacrificios a personas albinas en honor a los dioses. Las mujeres embarazadas, por su parte, se colgaban un pedernal para prevenir el nacimiento de un bebé con labio leporino.

En otra parte de Mesoamérica, los mayas eran conocidos por ser grandes astrónomos de la Antigüedad. Ellos observaban el cielo con un instrumento compuesto por dos varillas, una horizontal y otra vertical, para medir la distancia de los astros.

Muy similar al astrolabio, inventado por los árabes, este instrumento contaba con una plomada y una mirilla para observar con precisión la posición de los astros. Se podía con esto, determinar la altitud de las estrellas, su hora y ubicación.

Los mayas también podían predecir cuándo ocurrirían los eclipses, dejando constancia de esto en el Códice Dresde.

Mediante la observación, conocían los movimientos de la luna y el sol, con detenimiento. Sabían que las fases lunares duraban casi 30 días, mientras que las del sol duraban 365 días. Así podían calcular cuándo se alinearían.

PGR