Foto: Especial / Al volver a México, los repatriados externaron la alegría de poder reunirse con sus familias  

Con la alegría de quienes llegan a su patria desde tierras lejanas, cientos de connnacionales descendieron ayer de aeronaves de la Fuerza Aérea provenientes de la zona de guerra en Israel.

A su llegada, el tranquilo cielo nocturno sobre el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) sustituyó las luces trazadoras de las baterías antiaéreas del Domo de Hierro, que protege las ciudades israelíes de los cohetes de Hamás desde la Franja de Gaza.

“¡Bienvenidos!”, fue la frase más repetida en la terminal militar, a donde llegaron dos aviones 737 de la Fuerza Aérea Mexicana con más de 250 compatriotas, luego de cuatro escalas en Turquía, Irlanda, Canadá y Estados Unidos.

Para algunos, la sorpresa fue mayor porque en el lugar ya los esperaban sus familias, ansiosos por abrazar a quienes lograron escapar ilesos del conflicto bélico.

La primera en descender fue una mujer de la tercera edad, tras ella, niños, mujeres embarazadas, jóvenes, adultos mayores, parejas, madres cargando a sus hijos, cuyos rostros reflejaban una mezcolanza de emociones en los que sobresalía la felicidad de haber vuelto a casa.

Una vez en la pista, se entonó el Cielito Lindo, se gritaron porras y el clásico “¡Sí se pudo, sí se pudo!”. Y por supuesto, lo que no podía faltar, una foto frente a los aviones que los trajeron de vuelta a casa.

Ya después vino el llanto y las emociones encontradas, los abrazos con los seres queridos.

“Bendito Dios estamos aquí. Estamos muy contentos, sin embargo, nuestro corazón está dolido, amamos mucho al pueblo de Israel y nos duele mucho lo que está sucediendo allá”, mencionó Miriam en su regreso a México, junto a su esposo.

Entre las personas rescatadas en el primer vuelo de repatriación, sobresalía el equipo mexicano de gimnasia rítmica, que representará a México en los Juegos Panamericanos.

Jóvenes sonrientes, a salvo y en casa… La casa de todos los mexicanos.

 

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