La inminente llegada de la estación fría hace temer a las autoridades ucranianas que Moscú reanude una campaña de ataques para hundir a la población civil en la oscuridad y el frío, como ocurrió durante el invierno de 2022.

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Ucrania advirtió ayer respecto a “meses difíciles que se avecinan” después de un ataque nocturno “masivo” de Rusia contra varias ciudades, en el que murieron tres personas en Jersón, en el sur, y siete en Kiev.

Esta nueva salva de misiles de crucero rusos cayó mientras que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski estaba en Washington para discutir sobre la obtención de ayuda para reforzar su defensa aérea.

“La mayoría de los misiles fueron derribados, pero solo la mayoría. No todos”, destacó Zelenski en Telegram, pidiendo a Occidente que proporcionen más sistemas de defensa a su país.

“Nos esperan meses difíciles. Rusia seguirá atacando las instalaciones energéticas y esenciales” ucranianas, advirtió el jefe adjunto de la administración presidencial, Oleksi Kuleba, acusando a Moscú de querer “sembrar el pánico”.

En Jarkov, gran ciudad del noreste, talleres y fábricas resultaron dañados y dos personas heridas, según las autoridades.

Por primera vez en seis meses, las instalaciones energéticas en el oeste y el centro del país fueron dañadas por los ataques rusos, causando cortes de electricidad en varias regiones, destacó el proveedor ucraniano Ukrenergo en Telegram.

Estos ataques se produjeron horas después de que Moscú asegurara haber derribado un total de 22 drones ucranianos en la Crimea anexada, sobre el Mar Negro y en las regiones de Belgorod y Orel.

Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos Joe Biden y su esposa Jill recibieron ayer en la Casa Blanca al mandatario ucraniano y su pareja Olena, tras obtener de Washington garantías de que recibirá armas de defensa aérea, pero no los misiles de largo alcance que quería.

CON INFORMACIÓN DE AFP

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