Foto: AFP / La invasión rusa a Ucrania ha tensado hasta el límite las relaciones de Moscú con Occidente  

El presidente ruso Vladímir Putin confirmó que visitará China en octubre, lo que marcará su primer viaje al extranjero desde que la Corte Penal Internacional emitió, en marzo pasado, una orden de arresto en su contra por el “traslado ilegal” y abducción de niños de la Ucrania ocupada.

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Sobre la visita, Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, enfatizó la importancia de una mayor cooperación entre Rusia y China. Durante una reunión este martes en Moscú con el máximo diplomático chino, Wang Yi, dijo que las próximas conversaciones en Pekín serán “minuciosas”.

La invasión rusa a Ucrania ha tensado hasta el límite las relaciones de Moscú con Occidente. En respuesta, Putin ha recurrido cada vez más a China como socio estratégico y el mandatario chino, Xi Jinping, ha correspondido. No obstante, ambos países han sido cautelosos y no se presentan como una alianza militar.

Los lazos entre las dos naciones se han fortalecido desde la invasión: según la agencia rusa de noticias TASS, el comercio chino-ruso aumentó un 30% en la primera mitad del año con respecto a 2022. Ello, en gran medida debido a las sanciones occidentales que limitan la capacidad rusa para vender petróleo y gas a decenas de países.

El ministro de Economía ruso, Maxim Reshetnikov, prevé que el comercio bilateral superará los 200 mil millones de dólares en 2023. “Estamos muy interesados en transformar la cooperación tecnológica en cooperación de inversión, para que las empresas chinas participen (…) en estos proyectos, inviertan en capital y presten dinero, porque requieren mucho capital y no todos pueden ser cubiertos por completo por el sistema financiero ruso”, dijo el funcionario esta semana.

Mientras China se abstiene de condenar la invasión a Ucrania y hace eco de la definición que Moscú hace de ella como una “operación militar especial”, William Burns, director de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, mejor conocida como la CIA, ha señalado el riesgo de que Rusia se convierta en una “colonia económica” de Pekín.

Ambas naciones son conscientes de la necesidad de equilibrar su alianza, ya que China busca evitar que Rusia se vuelva demasiado fuerte o demasiado débil. Este equilibrio es esencial para garantizar que Rusia no represente una amenaza para China y, al mismo tiempo, evitar el colapso total de la economía rusa o su régimen, ya que ello podría socavar la narrativa china sobre el “declive occidental”, afectar su economía e incluso conducir a riesgos de proliferación nuclear.

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