Una caravana de ayuda humanitaria partió la mañana de este martes de Chilpancingo hacia el poblado El Nuevo Caracol
Foto: quadratín El padre Velázquez Florencio denunció que desde mayo pasado, los habitantes de El Caracol han sido constantemente atacados  

Una caravana de ayuda humanitaria partió la mañana de este martes de Chilpancingo hacia el poblado El Nuevo Caracol, municipio de Heliodoro Castillo, en la sierra de Guerrero.

La caravana la encabeza el sacerdote y coordinador del Centro de Derechos Humanos “Minerva Bello”, Filiberto Velázquez Florencio, quien el pasado domingo denunció ataques con drones y bombas en su comunidad, que dejaron un saldo de al menos un muerto.

La ayuda consiste en víveres como despensa, cobijas y ropa para la población de esa comunidad, en la que debido a los ataques armados se impide el paso a vehículos de empresas comerciales.

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ANTECEDENTES DE LA VIOLENCIA

El pasado domingo, el padre Velázquez Florencio denunció que desde mayo pasado, los habitantes de El Caracol han sido constantemente atacados con bombas molotov lanzadas desde drones.

En conferencia de prensa, dijo que los habitantes no cuentan ni siquiera con crédito para sus teléfonos celulares para hablar al 911 y pedir ayuda.

Dijo desconocer qué esperan las autoridades para ayudar a la población, pues este año han enfrentado tres ataques: uno en mayo y dos en agosto. “No vemos que haya un interés por solucionar el problema”, acusó el sacerdote.

Detalló que hay militares en la zona que cuidan una presa, pero que el pueblo está desprotegido.

Llamó a los gobiernos a tomar un plan de ayuda permanente para los habitantes, quienes enfrentan violencia y rezago en educación y salud.
Recordó las denuncias de los pobladores sobre tiroteos y agresiones con bombas arrojadas mediante drones y que, incluso, refieren que a principios de agosto fueron cerca de 30 bombas en un solo día. Además de los siete hombres desaparecidos cuando regresaban de un jaripeo.

En la caravana también acuden visitadores de la Comisión de los Derechos Humanos de Guerrero, policías estatales y un grupo de periodistas.