Sobreviviente Arnulfo Oxlaj.
Sobreviviente de la masacre perpetrada el 21 de mayo de 1988 en la aldea Chiul, Cunen, Quiché en Guatemala. Foto: Cortesía/Arnulfo Oxlaj.

Se viven tiempos aciagos a nivel global. Hay represiones orquestadas desde las más altas esferas que atentan contra los derechos humanos, la libertad y la justicia. A esto, se le suma la impunidad también apabullante. Sin embargo, siempre hay alguien dispuesto a nadar contracorriente y a alzar la voz frente al descontento. Arnulfo Oxlaj es uno de esos personajes. De origen guatemalteco, él es filósofo, maestro, artista, autor, activista y, sobre todo, como él mismo se define, sobreviviente de la masacre perpetrada el 21 de mayo de 1988 en la aldea Chiul, Cunén, Quiché en Guatemala, donde fallecieron 115 niñas y niños y cientos de hombres y mujeres.

El también fundador de la fundación AMOR nos aclaró que el genocidio fue ordenado por el expresidente Marco Vinicio Cerezo Arévalo, quien fue presidente de Guatemala de 1986 a 1991. Este dato toma relevancia ya que, el 20 de agosto del presente año, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en el país centroamericano, y uno de los candidatos fue Bernardo Arévalo, familiar de Cerezo Arévalo. Y no sólo atendió a las justas con devoción, sino que sorprendió y venció con amplio margen. Cuestión que lleva a pensar acerca de la memoria y el olvido selectivos dentro de un sector de la población guatemalteca.

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El crudo testimonio de un sobreviviente

Desde su trinchera, Arnulfo Oxlaj busca reivindicar y salvar la memoria de los asesinados en aquella masacre en contra los pueblos mayas de Guatemala: dar voz a todas las personas que fueron víctimas del ejército comandado por Cerezo Arévalo.

Arnulfo recuerda, con lucidez y un dolor palpable, aquel trágico día. “Jugando entre los restos de las cañas de milpa, en el mes de mayo de 1988, cuando de pronto fue rodeado por soldados, quienes lo empezaron a patear y golpear con ramas de durazno. Le gritaban: “Cerdo brujo salvaje, ¿dónde está tu padre y el resto de tu familia? ¡Hijo de la gran puta, por amor a Cristo Rey y nuestra virgen, dinos dónde está el demonio de tu padre y madre!””.

A 35 años de la masacre de Chiul, Cunen, Quiché 

El pasado mes de mayo de este año que transcurre, se cumplieron 35 años de la masacre en la que Arnulfo volvió “de entre los muertos”, luego de haber estado varios días encerrado con apenas el aire necesario para sobrevivir. Él, pese al tiempo, sigue con la voz en todo lo alto tratando de recuperar la voz de aquellas y aquellos que fueron asesinados.

A pesar de lo que vivió, es aún perseguido por el gobierno de Guatemala, porque afirma, buscan silenciarlo como han hecho con otros centenares de personas que deciden hablar de los crímenes de odio cometidos por el ejército contra los pueblos originarios de aquel país. Le criminalizan y amenazan a razón de ser él el único que puede hacer algo al respecto debido a la posición que tiene: siendo sobreviviente. “Nada apagará la llama de la sed de justicia que hay en nosotros…”, escribió.

En Guatemala los cristianos son el viejo rostro de los Nazis”. Enuncia Arnulfo, quien asegura que el régimen actual pretende desaparecer su lengua, su cultura y sus tierras. Dice no saber qué pasa en México o en otros países donde hay población Maya, pero en su país, afirma que hay persecución e intentan borrarlos de la faz de la tierra. 

¿Cuál es su visión de Latinoamérica? 

Declara que su visión de los gobiernos actuales en Latinoamérica es que no estamos alejados de la colonización, pero el miedo de la gente a decir la verdad y a levantar la voz, nos separa de alcanzar la paz.