Agrupación Yahritza y su Esencia.
Foto: Agrupación Yahritza y su Esencia.

Hace un par de semanas, los integrantes de la agrupación Yahritza y su Esencia se vieron envueltos en una polémica que involucra su preferencia por comida que no es la mexicana. Algo que, de no ser por la inmediatez con que las cosas se viralizan y los internautas castigan sin siquiera titubear, habría pasado sin pena ni gloria porque no es más que la declaración inofensiva de una inclinación.

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Aunque ya salieron a ofrecer una disculpa pública en una conferencia de prensa, las burlas no cesan, pues no sólo los internautas han seguido la línea de la burla, sino también personalidades del medio, como el Grupo Frontera, el Escorpión Dorado y otra cantidad considerable de figuras públicas. Esto, claro, agrava el escarnio público al que se ven sometidos los hermanos Martínez.

Frente a esto, el mayor de los hermanos, Armando Martínez, publicó a través de una historia de Instagram un mensaje que encendió las alarmas. Si bien es una canción con un dejo religioso, da muestra de los momentos por los que puede estar pasando. “Dios, dame fuerza que ya me voy a rendir. Dios, dame fuerza que siento que yo ya perdí”, reza la canción.

Como cada que un suceso así salta a los escenarios virtuales, hay quienes están de acuerdo y quienes persisten en su figura intachable de detractores. Porque, claro, como internautas nos hemos adjudicado esos ejercicios “críticos” con tintes morales para decir qué sí es correcto y qué no. La cotidianidad en lo virtual confiere ciertos atributos que en otros espacios no tendríamos ni de broma. 

Sin embargo, esto sigue transcurriendo entre los que siguen considerando las declaraciones algo que debe ser sometido al escrutinio y entre aquellos que creen que esto ha llegado muy lejos y debe parar porque ya ha dejado de ser un juego –si es que en algún momento lo fue– o un objeto de burla. Otros sólo apuntan que esta historia publicada por el joven Mando obedece a otras cuestiones como amor o algún asunto personal. 

Valdría la pena, empero, repensar las acusaciones, las opiniones aparentemente críticas y esas consideraciones que permiten señalar sin consecuencias declaraciones que, como apuntaba en un principio, en otro contexto habrían significado nada. Las consecuencias que puede traer la mofa pueden salir muy caras.