Cuando el candidato presidencial republicano en 2016, Donald Trump, encontró un discurso de campaña en la crítica a la migración mexicana hacia Estados Unidos, el Partido Republicano había fijado un criterio de Estado en el tema migratorio dentro de la política exterior/seguridad nacional.

Trump tuvo razón al vincular los temas de narcotráfico y migración, no sólo porque estuvieran imbricados, sino porque el nivel de las quejas ciudadanas contra la tolerancia en esos rubros había crecido a nivel interno en EU.

Las percepciones de la comunidad geopolítica estadounidense sobre narcotráfico e inmigración responden a enfoques unilaterales de Estados Unidos y se reducen a culpar a México de la producción y trasiego de droga y del aumento de caravanas de migrantes tocando a las puertas de las fronteras americanas.

Pero mientras republicanos y demócratas en EU no reconozcan que el problema es local, de ellos, de sus autoridades, de sus instituciones y de sus políticas, nada de lo que decidan por razones de poder tendrá resultados concretos, aunque aumente el número de arrestados por tráfico de drogas o por migración ilegal.

Los dos problemas tienen un origen dentro de Estados Unidos: la demanda de droga para satisfacer las necesidades de los adictos y la reconfiguración del empleo que no encuentra respuestas en el ejército de reserva de desempleados americanos; en ambos casos, México ha visto un mercado ilegal de oportunidades para vender drogas en territorio estadounidense y para ocupar la capacidad de trabajo de la mano de obra ilegal.

Los republicanos quieren castigar a México por la droga y la migración, en tanto que los demócratas no se atreven a tomar decisiones estrictas en sus instituciones internas para cerrarle las puertas a las ilegalidades provenientes de este país.

Y ninguno de los dos partidos quiere reconocer que narcotráfico y migración es también producto de la corrupción de instituciones americanas.

Zona Zero

  • Los republicanos quieren usar las instituciones de seguridad propias para que entren a México a controlar a los cárteles de drogas y de los traficantes de indocumentados, en tanto que los demócratas carecen de cualquier iniciativa y han encontrado una forma de ganar tiempo en comisiones y reglamentos, sin que ninguna de las dos grandes formaciones políticas de gobierno obtenga resultados concretos. En el fondo, narcotráfico y migración son dos formas estadounidenses de atender necesidades locales.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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