MICHOACÁN
Foto: Especial / El gobernador Alfredo Ramirez y el obispo Cristóbal Ascencio entraron en polémica por críticas a AMLO  

En medio de la noticia de que el activista de Apatzingán, Michoacán, Julio César Acosta Grajeda, fue baleado, el obispo Cristóbal Ascencio García y el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla hicieron las paces, tras una polémica por las críticas del clero al presidente Andrés Manuel López Obrador.

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El atentado contra el creador de contenidos se dio la noche del martes, luego de manifestarse contra el Gobierno municipal.

Mediante una transmisión en vivo en su página de Facebook, Resistencia Civil Apatzingán, Acosta Grajeda se observó herido y con sangre.

En la grabación, señaló a Alfredo Ramírez Bedolla: “Fue el gobernador, fue José Luis Cruz Lucatero (alcalde), fue Chucho Rangel (subdirector de la Policía)”, acusó el activista mientras era auxiliado por un grupo de personas en la calle.

En una transmisión previa, Julio César Acosta denunció un intento de atentado en su contra, registrado el 27 de junio, al exterior de su domicilio.

“Empiezan a seguirme unas motos y luego veo unas camionetas que me empiezan a seguir en el centro(…) cuando me fui a mi casa estando afuera con mis amigos volvió a pasar la camioneta, como tres veces”.

ACUERDAN TRABAJO COMÚN

Mientras, ayer, el mandatario estatal y el obispo de Apatzingán acordaron coordinación y trabajo en armonía y serenidad por el bien común de la población.

Señala un comunicado que en reunión sostenida con el sacerdote de Apatzingán y el padre Carlos Caballero Núñez, el Rodríguez Bedolla expuso la necesidad de mantener la unidad para preservar la paz y seguridad en la región.

A lo que el obispo comentó que en la Diócesis “estamos para sumar, tener comunicación directa y disponibilidad para colaborar en apoyo a la población necesitada”.

 

LEG