Marcelo Ebrard puso ayer el piso en las campañas de las corcholatas morenistas que buscan la candidatura presidencial al proponer la creación de una “secretaría de la 4T’’ que estaría a cargo de Andrés Manuel López Beltrán.

Pareciera sarcasmo del ex canciller, pero no lo es.

A partir de esta declaración, habrá que ver qué propuestas hacen los otros presidenciables de Morena para ganarse el apapacho presidencial.

Ebrard ignoró convenencieramente las acusaciones documentadas de tráfico de influencias que pesan sobre “Andy’’.

El lance, a juzgar por las reacciones en las redes sociales, le costó miles -quién sabe si cientos de miles- de apoyo de ciudadanos no morenistas, que lo veían como la opción moderada o sensata del partido guinda.

Sin embargo, la declaración de Ebrard no perseguía que fuera aceptada por los opositores a Morena, sino que cayera en medio las tribus que idolatran a López Obrador.

Es temprano para calcular la reacción de las huestes obradoristas, pero en comentarios privados, algunos nombres con peso en el Gobierno y en el partido consideraron hasta de mal gusto haber sacado a balcón el nombre de “Andy’’ cuando el escándalo mediático sobre sus intervenciones para favorecer a sus cuates en negocios con el gobierno se encontraba adormilado.

Como sea, Ebrard marcó el paso de la carrera y ahora habrá que escuchar al resto de las corcholatas las propuestas para agradar a su tlatoani, que al final de cuentas es y será el gran elector.

Pero Marcelo, caray…

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Quien inició ayer también campaña fue Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación.
Lo hizo sin la alharaca de Ebrard o Sheinbaum, con un concurrido evento en Puerto Vallarta, encabezado por el alcalde Luis Alberto Michel.

Adán Augusto se quejó de que “una televisora’’ -después dijo que Televisa-, lo estaba ignorando después de que otra corcholata morenista saliera de una reunión en la sede de la empresa.

Como sea, el tabasqueño ya mostró que trae parque para disputar en serio la candidatura presidencial y que su participación en la carrera no es testimonial.

Trae la mira puesta, a ver si la puntería afinada.

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El jueves próximo la Suprema Corte de Justicia de la Nación dará sepultura formal al llamado “Plan B’’ electoral con el cual el gobierno de López Obrador quiso “destazar’’ al INE.

El proyecto del ministro Javier Laynez Potisek establece que los legisladores que aprobaron la modificación a las leyes “incurrieron en múltiples violaciones graves al proceso legislativo adicionales a las que se analizaron en el caso del primer decreto’’, desechado en mayo pasado.

Las modificaciones que se hicieron a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, a la Ley General de Partidos Políticos, a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y la Ley General de Medios de Impugnación -esta expedida el 2 de marzo de este año-, serán analizadas en el pleno de la Corte y se espera que la votación también sea mayoritaria a favor de desecharlas.

Las razones para que esto ocurra, según el proyecto, son que se expusieron explicaciones para justificar el trámite urgente de las iniciativas, que los legisladores no tuvieron oportunidad de conocer las propuestas porque no se publicaron ni se distribuyeron con la anticipación exigida por el reglamento de la Cámara de Diputados.

En este punto, Laynez Potisek enfatiza que los legisladores no tuvieron tiempo razonable para conocer qué era lo que se iba a votar a pesar de que se trató de 500 modificaciones legales que fueron aprobadas en tan solo cuatro horas.

O sea, un cochinero.

LEG