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El papa Francisco, de 86 años, fue operado este miércoles en Roma con anestesia general de una hernia abdominal, en un nuevo percance en la frágil salud del pontífice.

“La intervención terminó: se realizó sin complicaciones y duró tres horas”, indicó el servicio de prensa de la Santa Sede en un breve comunicado difundido en Telegram, sin aportar más detalles.

Las audiencias del papa argentino fueron anuladas hasta el 18 junio “por precaución”, según el servicio de prensa de la Santa Sede, pues la intervención requerirá “varios días” de hospitalización.

Tras dirigir como cada semana la audiencia general en la plaza de San Pedro del Vaticano, y saludar a los fieles a bordo del “papamóvil”, el pontífice fue llevado bajo escolta policial al hospital Gemelli, en el noroeste de la capital italiana.

La intervención consistió en una laparotomía (incisión del abdomen) y la colocación de una prótesis.

“La operación, concertada en los últimos días por el equipo médico que asiste al Santo Padre, se hizo necesaria debido a una eventración incarcerada que le está provocando síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y que empeoran”, explicó en un comunicado el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.

Tras la intervención, retomará el ejercicio de su ministerio, “aunque sea desde una cama de hospital”, señaló a la prensa el número 2 de la Santa Sede, el cardenal Petro Parolin. “Los casos urgentes, se le llevarán al hospital”, precisó.

Antecedentes médicos

El martes por la mañana, el papa había tenido que pasar ya por el hospital Gemelli para someterse a unos “exámenes”, pero el Vaticano no detalló su naturaleza.

En julio de 2021, el obispo de Roma estuvo ingresado unos diez días en ese mismo hospital para someterse a una operación del colon, en la que se le extirpó una parte del mismo. Según dijo, sufrió “secuelas” de la anestesia.

A fines de marzo, Francisco, elegido papa en 2013, tuvo de nuevo que ser ingresado en el hospital Gemelli por una infección respiratoria que requirió antibióticos.

Francisco confió hace dos semanas en una entrevista con la televisión hispanohablante Telemundo que esta “neumonía” fue tratada “a tiempo”, y que si se hubiera esperado más tiempo, podría haber sido más grave.

Una salud renqueante

Tras su operación este miércoles, el papa tiene previsto permanecer en la décima planta del hospital Gemelli, en la misma habitación utilizada por el papa Juan Pablo II, operado en varias ocasiones en ese centro médico.

Jorge Bergoglio padece también dolores crónicos de rodilla, que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas o con ayuda de un bastón.

El jefe de la Iglesia católica tuvo igualmente que anular sus citas previstas el 26 de mayo por un estado febril, que no requirió ingreso hospitalario. Al día siguiente retomó sus compromisos.

La salud del santo padre ha alimentado regularmente las especulaciones sobre una posible renuncia. En varias ocasiones dijo que se plantearía dimitir –como hizo su predecesor Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre– si su salud así lo obligara, pero recientemente dijo que tal escenario no era de actualidad.

Pese a todos estos percances en su salud, Francisco mantiene su programa de viajes. A inicios de agosto tiene previsto visitar Lisboa con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y en septiembre tiene agendados sendos viajes a Mongolia y Marsella, en el sur de Francia.

El papa es seguido de forma permanente por un equipo médico, tanto en el Vaticano como durante sus visitas al extranjero.

Un dispositivo necesario, máxime cuando tiene a sus espaldas un pesado historial clínico, ya que con 21 años sufrió una pleuresía, una afección grave que le supuso la ablación parcial de un pulmón.

LDAV