¿Qué pasará con la alianza entre PRI, PAN y PRD si el próximo domingo Morena gana la gubernatura del Estado de México? ¿Habrá fractura o se tomará simplemente como “una lección’’?

Aparentemente, la sociedad que formaron los tres partidos seguirá firme, pero esto estará condicionado a la forma en la que cada uno interprete y maneje una eventual derrota.

La alianza fue negociada por los líderes estatales de los tres partidos, con la bendición de las dirigencias nacionales, que solo se hicieron presentes en la firma del documento.

La elección de la candidata Alejandra del Moral fue completamente responsabilidad del gobernador Alfredo del Mazo, quien también envió a sus operadores para manejar la comunicación de la campaña.

Sin embargo, la posibilidad de una derrota no será factura solo a Del Mazo, por muy autónoma que haya sido su decisión.

En el caso del PAN, el dirigente Marko Cortés enfrentó la oposición de los militantes del blanquiazul para firmar la alianza, pues consideraban que su candidato, Enrique Vargas, había logrado un posicionamiento suficiente como para competir solo por la gubernatura.

Vargas, diputado local y expresidente municipal de Huixquilucan, fue de los últimos panistas en sumarse a la candidatura de Del Moral; nadie le puede escatimar que realmente trabajó en la campaña de la priista de origen.

El caso del PRD es totalmente distinto.

De hecho, el más interesado en concretar la alianza era Jesús Zambrano, pues de haber competido en solitario, el partido del sol azteca se arriesgaba a perder su registro estatal.

Con todo, quien llevará el costo político más alto en el caso de una eventual derrota será el PRI.

No solo porque al firmar la alianza y dejar que el tricolor eligiera a la candidata, PAN y PRD reconocían la hegemonía priista en la entidad, sino porque en la elección federal del 2021, el priismo obtuvo importantes triunfos en alcaldías y el Congreso estatal.

Desaprovechar ese impulso, por las razones que sean, dejará mal parado a todos los dirigentes priistas de la entidad, muchos de los cuales alistan maletas para dar el salto al partido oficial si Delfina Gómez gana.

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Algunos priistas consideran que, si una eventual derrota de Alejandra del Moral es menor al 10%, se podría considerar la elección como un triunfo para la alianza opositora.

Esa visión simplista y complaciente no concuerda con la realidad que viven miles de militantes de oposición que apostaron su resto a la candidata aliancista.

Como en el futbol, perder es perder, no importa si es por uno o por diez goles.

A menos que crean que “dieron la batalla de su vida’’, lo cual también es pura retórica.

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Por cierto, los partidos que forman la alianza y el Movimiento Ciudadano (leyó bien, el MC) presentarán mañana una controversia constitucional para combatir la aprobación de algunas leyes avaladas por la mayoría morenista en el llamado “viernes negro’’.

Algunas de estas leyes son la que otorga la concesión del Tren Maya a la Secretaría de la Defensa, la creación de la aerolínea del Bienestar, la ley que facilita el remate de bienes nacionales, la ley que permite que los recursos obtenidos por el impuesto al turismo engorden las arcas militares, la ley con la que se militariza el espacio aéreo, entre otras.

Será otro round entre el Ejecutivo y el Judicial, al que acusó el Presidente de querer dar un “golpe de Estado técnico’’, cuando él es el “rudo’’.

LEG