Leí hace un par de días un tuit del doctor Meyer, tercer historiador de la nación (no hace falta explicar quiénes son el primero y la segunda), que me dejó francamente alarmado. Dice don Lorenzo que “en la actual coyuntura de México y PARA LLEVAR ADELANTE CAMBIOS LARGAMENTE POSPUESTOS, el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador es indispensable y difícilmente sustituible”. Lo dice así, con mayúsculas y todo.

Al compañero doctor se lo digo con fraternidad universal y también con mayúsculas, ¿qué maneras son esas de elogiar al MOTOR DEL CAMBIO? ¿”En la actual coyuntura”? ¿”Difícilmente sustituible”? ¿Qué clase de elogios de medio pelo son esos? El doctor sabe que el PRESIDENTE ETERNO, hecho uno con el pueblo, está más allá de la coyuntura. También sabe que, por lo tanto, es IMPOSIBLE DE SUSTITUIR.

Sabe, pues, que aquí los elogios son a fondo, sin medir las consecuencias, como es debido al hombre que llevó a México a la culminación de su historia, al final del camino.

Así, con esos matices, esas puntualizaciones totalmente fuera de lugar, esos regateos, don Lorenzo se pone a la altura de elogiadores chafas, marrulleros, tipo mi Sabina. Esos que sí, en general se dejan ir a fondo con el piropo, pero que de vez en cuando, no vaya a ser que llegue otra administración y haya que renegociar que el programita de TV, que la chamba para el familiar, tratan de distraernos con una crítica muuuuy menor para luego volver al ditirambo orgullosamente bananero.

No hagan como don Lorenzo, pues. Mejor, exíjanle que no se arrugue, que no elogie con blandenguerías. Que avance ese pasito que le falta para dar el moleculazo. Que a tal fin siga los ejemplos más notables que nos ofrece la transformación de la vida pública.

Como el del Fis, que recomienda, entregado, darle pausa al juicio cada que piensas que el Presidente puede cometer algún errorcillo y constatar que no: que es infalible.

O como el otro doctor, el doctor doctor, mi John, antes de que lo defenestraran, cuando decía que Las Mañaneras le infundían una tranquilidad nivel retiro ayurvédico y llamaba “científico” a nuestro líder.

O como Solalinde, que cualquier día nos llega con la noticia de que el PRESIDENTE ETERNO levita, cura con las manos y hace florecer los campos de cempasúchil con el calor de su mirada.

En otras palabras, escuchen al otro doctor, el doctor Patán: elogien sin mediocridades. La patria se los agradecerá, y ya sabemos que la patria agradece con asignaciones directas y familiares en nómina.

 

    @juliopatan09