cazahuracanes
Foto: 24 Horas Yucatán / En cada vuelo del Hércules C130 participan cinco personas: piloto, copiloto, ingeniero de vuelo, encargado de carga y meteorólogo; parten desde su base en Mississipi, Estados Unidos, hacia la tormenta sobre la que recabarán información  

Amaryllis Cotto es la meteoróloga de la misión de reconocimiento de ciclones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, parte de la tripulación del avión Hércules C130 conocido como cazahuracanes.

Destacó que su labor en estas misiones consiste en la vigilancia al interior de las tormentas maduras, para recabar los datos necesarios para generar la trayectoria que seguirán y que año con año impactan en el continente americano.

Pese al riesgo de su labor, se siente orgullosa de poder hacer su parte, porque en Puerto Rico, su país de origen, el impacto de estos fenómenos climáticos afecta a toda la población, así que participar de esta manera ayuda a proteger a su país y al resto de los que están en el Mar Caribe.

“La turbulencia es una de las mayores cosas que sientes en el avión, pero siempre estamos seguros, volamos en una zona estable”, sostuvo.

SIN MIEDO

La joven participó en 20 misiones, de las cuales tres son de huracanes categoría cinco; afirma que más que sentir miedo, como meteoróloga, en cada vuelo su cabeza se concentra en recoger la mayor cantidad de datos posibles.

“Nuestra cabeza está en la ciencia, estamos ahí para recabar la mayor data posible, para que los modelos estén bastante actualizados, pero a la vez es un orgullo, sentimos la adrenalina, pero siempre enfocado en la misión”, expresó.

Específicamente, su función es recopilar los datos que emiten los instrumentos meteorológicos del avión, para conocer la situación dentro del sistema climático y transmitirlos en tiempo real para que en tierra realicen las proyecciones necesarias.

En cada vuelo participan cinco personas: piloto, copiloto, ingeniero de vuelo, encargado de carga y el meteorólogo.

Este equipo parte desde su base en Mississipi, a donde se encuentra la tormenta, el viaje puede ser de más de 10 horas, que pueden extenderse hasta 12, por las complicaciones del clima.

PREVENCIÓN DE RIESGOS

El cazahuracanes aterrizó el martes en Chetumal, Quintana Roo, para difundir entre sus habitantes que puede generarse un alertamiento temprano para estos fenómenos y se prevengan riesgos; esta entidad ocupa el tercer lugar en el país con más impactos de ciclones tropicales.

 

LUZ EN LA TORMENTA

El cazahuracanes puede alcanzar una velocidad de 670 k/h, una altitud de 8 mil 600 metros y autonomía de vuelo de 3 mil 200 km, que se traduce en hasta 12 horas.

DIRECCIÓN. La tripulación viaja al centro del ciclón. La nariz de la aeronave registra la lluvia y velocidad del viento.

MEDICIÓN. La sonda en el ojo del huracán mide: temperatura, presión, humedad, velocidad y vientos.

DATOS. El avión sale e ingresa por segunda vez a la tormenta para recolectar la información de la sonda.

ENVÍO. El meteorólogo transmite vía satelite todos los datos.

LEG