En realidad lo que le presidente Andrés Manuel López Obrador quiere con su iniciativa de modificación a la Ley General de Turismo para mandar los recursos del impuesto conocido como Derecho de No Inmigrante (DNI) que pagan los turistas extranjeros al ingresar a nuestro país es formalizar lo que ya todos sabíamos, es decir orientar dichos recursos para garantizar que sus obras emblemáticas caminen más rápido.

Esta decisión no puede ser más impopular en el gremio turístico que durante estos años de gobierno ha visto como esos recursos ya no llegan a lo que antes se destinaban, las campañas de promoción de México en el mundo y la inteligencia de mercado en los países emisores de turistas.

Da la impresión de que el presidente no confía en nadie más que en los militares para las arduas tareas de infraestructura y que ahora le ha sumado las de operación turística como la encomendada en las Islas Marías.

Ayer el presidente AMLO envió a la Cámara de Diputados una iniciativa para reformar la Ley Federal de Derechos y de la ley General de Turismo, de modo tal que dichas modificaciones de aprobarse los recurso recaudados originados por las visitas de los turistas extranjeros, ahora sí de manera formal sean destinados para invertir en proyectos ferroviarios, aeronáuticos de turismo y cultura.

Esta modificación suprime que el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) como recaudador de ese dinero y en su lugar se establecería un fideicomiso público que asignaría el 20% de lo recaudado a Instituto nacional de Migración (INM) y el restante 80% se utilizaría para operación, administración, contratación de bienes y servicios, adquisición de bienes, construcción, mantenimiento, modernización y aprovechamiento de los proyectos y de la infraestructura a cargo de esa nueva entidad federal.

El presidente de México ha dicho en repetidas ocasiones que su manera de apoyar al turismo es precisamente esta, creando lo que él dice serán obras que detonen la economía, empleo y bienestar para la población, aunque eso se antoja a muy largo plazo.

Sin embargo una asignatura pendiente seguirá siendo el tema de la promoción turística, la marca país hace mucho que no se deja ver en los mercados emisores.

No hay estrategias de contención de crisis mediáticas en dichos mercados como se debería hacer aún más en estos tiempos de redes sociales cuando las malas noticias se propagan más.

El dinero que el presidente movió de la promoción turística para el Tren Maya y que ahora se institucionalizara en un fideicomiso servía para mantener vigente la recordación de la marca en la mente de los mercados emisores.

Paradójico que de ese dinero que ejercía el extinto CPTM el que pagan los turistas internacionales por “turistear” y que es del orden unos 4 MDP ya no se utilice prácticamente nada para promover que arriben más turistas a México y de esa manera recaudar más dinero.

Lo más que tenemos es un secretario de turismo Miguel Torruco que dice que ahorra 120 MDP en eventos internacionales y por el otro lado se gasta 12 MDP en pagarle a una empresa asesora para “reconstruir” la olvidada y destruida página web visitmexico, el último bastión de promoción turística que a nuestro país le quedaba frente al mundo.

Por último ¿Tienen los militares la pericia para operar turismo? La teoría y la historia dicen que no, pero en lo que sí son expertos es en cumplir misiones, de eso no quepa la menor duda.

LEG