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El presidente francés, Emmanuel Macron, promulgó en la madrugada del sábado su impopular reforma de las pensiones, una “provocación” para los sindicatos y la oposición después de tres meses de un conflicto social que está llamado a continuar.

“Una ley promulgada de noche, como los ladrones”, reaccionó el líder comunista Fabien Roussel. “¡Qué provocación! Nueva fanfarronada de Emmanuel Macron mientras el país está más fracturado que nunca”, tuiteó la ecologista Marine Tondelier.

En una “lógica de apaciguamiento”, el jefe de Estado se dirigirá al país el lunes por la noche hacia las 20H00 (18H00 GMT) para hacer un “balance” de los tres meses de crisis, indicó en la cadena TF1 el portavoz del gobierno, Olivier Véran.

La tensión sigue patente desde el viernes, cuando el Consejo Constitucional validó el retraso de la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años, y no 42, para cobrar una pensión completa.

Varias ciudades registraron protestas, algunas que terminaron en disturbios, como en Rennes (oeste), donde este sábado un grupo destrozó una agencia bancaria y la entrada de un hotel de cuatro estrellas, incendió y dañó coches de lujo.

“La mejor respuesta que se puede dar a Emmanuel Macron es esta agitación popular permanente”, dijo la diputada izquierdista Danielle Obono, antes de una manifestación de 300 personas que recorrió el noreste de París.

Los sindicatos, punta de lanza de la contestación desde enero, convocaron una “movilización excepcional” el 1º de mayo, con motivo del Día Internacional de los Trabajadores, para protestar contra la reforma.

Pero se prevén acciones hasta entonces. La central CGT llamó a nuevas jornadas de protestas el 20 y 28 de abril, y las centrales representativas de la empresa de ferrocarriles SNCF anunciaron una jornada de “ira” el jueves.

“Victoria pírrica”

Aunque el dictamen del Constitucional representa una “victoria jurídica” para el mandatario liberal, de 45 años, la prensa de forma unánime estimó que se trata de una “victoria pírrica”, máxime cuando una gran mayoría de franceses se oponía.

Los sindicatos habían advertido que Francia vivía una “crisis democrática”, después que el presidente decidiera en marzo adoptar por decreto su impopular ley por temor de perder la votación en el Parlamento donde carece de mayoría absoluta.

Esa decisión radicalizó las protestas y, con su rápida promulgación, Macron “parece disfrutar echando más leña al fuego”, estimó el líder del sindicato UNSA, Laurent Escure.

Cuando el conflicto social sigue enquistado, el gobierno pretende pasar página rápidamente con nuevas medidas, en momentos de fuerte preocupación de la población por la subida de los precios.

“Queremos construir una Francia de pleno empleo”, “garantizar la igualdad de oportunidades” y “actuar” para mejorar la salud y la educación, afirmó este sábado la primera ministra, Élisabeth Borne, quien se dijo dispuesta a “acelerar” las reformas.

Pero, ¿con quién? Los sindicatos rechazan reunirse con el gobierno antes del 1º de mayo y Borne aseguró que, en el Parlamento, “no es hora de coaliciones”, sino de “mayorías posibles para cada proyecto”.

“Revolución” o “populismo”

Un referendo para limitar la edad de jubilación a 62 años, como propone la izquierda, podría reconducir el conflicto. El Constitucional debe pronunciarse el 3 de mayo sobre este pedido, tras rechazar el viernes uno similar.

En abril de 2022, Macron fue reelegido con un 58,5% de votos frente a la ultraderechista Marine Le Pen. Consciente de que su victoria se debió en parte al cordón sanitario contra su rival, prometió gobernar de otra manera y unir al país.

Pero el episodio de la reforma de las pensiones mostró lo contrario. La ley se adoptó usando polémicos mecanismos legales que limitaron el debate en el Parlamento y sin escuchar el rechazo social.

“Hay una arrogancia en Emmanuel Macron que se alimenta de una ignorancia social”, afirmó en el diario Libération el historiador Pierre Rosanvallon, para quien ahora podría volver “el tiempo de las revoluciones” o “el populismo de extrema derecha”.

Las encuestas muestran un deterioro de la confianza de los franceses en Macron y en las instituciones y un avance en intención de voto de Marine Le Pen, pese a que su oposición a la reforma fue menos activa que la de la izquierda.

“Con su política, [Macron] extiende la alfombra roja” a la extrema derecha, aseguró la líder de la CGT, Sophie Binet, a la prensa regional.

LDAV