La entrada de Finlandia en la OTAN ha sido un tema polémico en la política europea durante varios años; pues desde que Rusia anexó la península de Crimea en 2014, los países de la región han sentido una creciente sensación de inseguridad y han buscado reforzar su posición en la arena internacional.
Finlandia ha sido particularmente cautelosa en este sentido, debido a su ubicación geográfica, aunado al hecho de que las tensiones con su vecino se han acrecentado en el marco de la guerra. No obstante, a pesar de que ha cooperado estrechamente con la OTAN, nunca había formalizado su adhesión, hasta hoy. De modo que por ahora, se trata de una alianza que suma así una frontera de mil 340 km con Rusia y que cuenta con uno de los arsenales de artillería más potentes de Europa occidental.
Aunque si bien durante el último año, dicha cuestión parecía incierta, la opinión pública finlandesa se había mostrado alterada por la invasión. De tal manera que, casi de la noche a la mañana, los apoyos al ingreso en la OTAN pasaron de apenas un tercio de los finlandeses a casi 80% de la población.
Cabe señalar que lo anterior se produjo después de que los votantes apoyaran a los partidos conservadores en las elecciones del fin de semana, lo que privó de otro mandato a la primera ministra, Sanna Marin, quien había defendido la adhesión de Finlandia a la OTAN.
Por otro lado, destaca que hace un año, los vecinos nórdicos, Finlandia y Suecia, abandonaron sus posiciones de no alineación militar y buscaron protección bajo la contienda de la OTAN. Ambos países presentaron solicitudes de ingreso simultáneamente.
Sin embargo, Turquía sigue bloqueando la entrada de Suecia bajo las acusaciones de albergar a militantes kurdos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán –considerados por el presidente, Tayyip Erdogan, como terroristas– y de permitirles manifestarse en las calles de Estocolmo.
Por lo demás, para el Presidente ruso la adhesión de Finlandia se presenta como un gran revés estratégico. En ese sentido, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Alexander Grushko, ha asegurado el fortalecimiento militar en el oeste y noroeste y, en caso de que se desplieguen fuerzas en el territorio de Finlandia, se tomarán medidas adicionales para garantizar la seguridad militar.
Hasta el momento, diversas voces se han posicionado al respecto de dicha situación. Por un lado, aquellos que abogan por la entrada de Finlandia en la OTAN sostienen que es la mejor manera de garantizar su seguridad; mientras que por el otro, hay quienes se oponen a la adhesión, argumentando que ésta podría socavar la neutralidad finlandesa, piedra angular de la política exterior del país durante décadas.
A pesar de que el debate está lejos de resolverse, es probable que se intensifique en los próximos meses y años. El futuro de la seguridad en Europa sigue siendo incierto, y si bien la entrada en la OTAN podría proporcionar un mayor nivel de seguridad, también es posible que tenga consecuencias no deseadas.
¿O será otra de las cosas que no hacemos?
Consultor y profesor universitario
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