Adrian Trejo
 

El presidente Andrés Manuel López Obrador quiere pasar a la historia de la misma forma en la que se recuerda al expresidente Ernesto Zedillo.
Zedillo es recordado por haber transmitido el poder presidencial, por primera vez en la historia moderna del país, a un candidato de un partido de oposición, Vicente Fox.

López Obrador está convencido de que un acto disruptivo de su presidencia sería, sin duda alguna, transmitir el poder presidencial a una mujer.

Y no hay duda alguna que esa mujer es hoy por hoy Claudia Sheinbaum.

Si hoy Morena tuviera que decidir sobre la candidatura presidencial la jefa de Gobierno sería la elegida.

Pero, a ocho meses de que Morena realice la encuesta final para decidir sobre su candidato a la presidencia en el 2024, muchas cosas pueden pasar que obligarían a López Obrador a optar por otro candidato.

El Presidente ya dijo que está dispuesto a “hacer lo que sea’’ para que su movimiento mantenga el poder en el próximo sexenio y, si eso incluye cambiar de candidato, lo hará sin dudarlo.

¿Qué factores podrían incidir en un eventual cambio de opinión?

Qué Sheinbaum pierda los sondeos previos a la encuesta final; que su porcentaje de conocimiento a nivel nacional sea inferior al del resto de los candidatos morenistas y que sus negativos fueron mayores que sus positivos.

La jefa de Gobierno comenzó, hace casi un año, giras por los estados del país gobernados por Morena para placearse porque no era conocida a nivel nacional.

Ahora algunas encuestas la colocan con un mayor porcentaje de personas que la conocen, inclusive por arriba de Marcelo Ebrard, y otras la colocan en el segundo lugar.

Por eso veremos en las próximas semanas, hasta la definición de la encuesta, un activismo exacerbado, sábados y domingos, de los dos aspirantes morenistas punteros.

Lo dicho, López Obrador aspira a pasar la banda presidencial a una mujer y si fuera de su partido, mejor, pero si detectara alguna debilidad en su favorita, no le temblaría la mano para palomear al mejor posicionado.

Se va a poner bueno.

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Por cierto, como van las cosas, parece que la carrera por la candidatura presidencial en Morena se volvió una parejera.

Y es que, por más recursos que le ha invertido Adán Augusto López a su no-campaña, nomás no despega y eso que el Presidente le ha dado manga ancha para que se promueva

Ayer el secretario de Gobernación tuvo unos minutos de abrazos en Oaxaca, durante una reunión con lo que queda de la Conago, pero nada comparado con los recibimientos que le organizan los gobernadores a Sheinbaum.

Parece que al segundo López le han costado, incluso entre la propia base morenista, sus poco afortunadas declaraciones en materia de seguridad y reforma electoral.

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En San Lázaro puede que haya una sorpresa y finalmente la iniciativa para permitir el cabotaje de aerolíneas extranjeras sea retirada de la discusión.

Los morenistas están divididos y, sorpresa, la propia Yeidckol Polevnsky, la misma que tuitea que ama el régimen cubano desde su iPhone 14 en un restaurante de Polanco, cabildea en contra de la iniciativa presidencial.

Esta semana se cumple el plazo que había dado el secretario de Gobernación a los coordinadores parlamentarios para analizar “con más calma’’ la iniciativa y por lo que se vio ayer, puede que se quede solo en intención.

 

 

 

 

JC