Dicen que la forma es fondo y por ello Marcelo Ebrard debió entender que no habrá equidad en la contienda interna por la candidatura presidencial en Morena.

El canciller presentó su libro autobiográfico “El camino de México’’, ante cuates, amigos, pero ningún peso pesado de Morena.
Ni siquiera para disimular.

Ebrard dejó bien claro cuál es su público objetivo, las clases medias, las mismas que ataca consistentemente el Presidente desde su púlpito palaciego.

“La mayoría del país debería ser de clase media’’, dijo, pero no pasó de ser una frase más, pues en los hechos Ebrard jamás ha contradicho a López Obrador.

Aún así, y pese a ser, sin duda, el mejor calificado de los suspirantes guindas (en cuanto a experiencia de Gobierno y relaciones internacionales), el hecho de que en Morena lo hayan dejado solo es una señal de que los planetas no se han alineado a su favor.

No por el momento.

Ebrard parece que decidió hacer la presentación del libro en un día de asueto primero, para que no lo acusaran de hacer proselitismo en horario laboral y, segundo, para exhibir precisamente a los morenistas.

Ni modo que se negaran a ir “porque estaban trabajando’’ si era día oficial de descanso.

Si en realidad Ebrard quiere ser el candidato de las clases medias tendría que romper con López Obrador y su discurso de resentimiento que ha polarizado como nunca, después de la revolución, a la sociedad mexicana.

Ebrard aseguró que será la “contienda de la congruencia’’, entre lo que se ha hecho y lo que se es.

Si quiere ser congruente con su discurso a favor de las clases medias, se está tardando para marcar distancia con el principal generador de polarización en el país.

¿Lo hará o espera un milagro?

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¿Cómo está eso que dijo el Presidente de que “hará todo lo posible’’ para que la oposición no recupere el poder en 2024?

Porque todo, es todo, legal o ilegal.

Y con eso de que para él la ley no debe ser la ley, pues habrá que ver hasta dónde pueden llegar las huestes morenistas para cumplir con los deseos presidenciales.

Por cierto, quién sabe de dónde sacó sus otros datos para afirmar que México será autosuficiente en materia alimentaria y energética en el 2024, porque hasta donde se sabe, con cifras oficiales, estamos a años luz de acercarnos a la meta.

Pero bueno, soñar no cuesta.

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Los días transcurren sin que la oposición muestre un avance en las negociaciones para fijar las reglas de la elección del candidato presidencial.

Las pláticas y acercamientos continúan, pero no se ha logrado un consenso total para garantizar a los tres partidos y a las organizaciones de la sociedad civil que simpatizan con la alianza den su visto bueno.

Hay quien dice que será después de las elecciones del 4 de junio en el Estado de México y Coahuila cuando se presente el documento final, pero quién sabe si ya será tarde dado el avance que han tenido los presidenciables morenistas.

Cualquier panista que quiera competir deberá realizar una gran precampaña pues, salvo Santiago Creel, que es el más conocido de los blanquiazules a nivel nacional, ninguno de los otros es reconocido en el país.

Ni Mauricio Vila Dosal, gobernador de Yucatán, al que ya besó el chamuco.

El tiempo pasa.

 

 

 

JC