Las muñecas Lele, que en otomí significa bebé, tuvieron su origen en el estado de Querétaro
Foto: Gabriela Esquivel Las muñecas Lele son parte de un oficio que ha sobrevivido por generaciones. Las muñecas Lele son parte de un oficio que ha sobrevivido por generaciones.  

Con sus coloridos listones, trenzas y vestuario típico, es común verlas por las calles, incluso, en los aparadores de tiendas de prestigio. Existen en diferentes colores y tamaños y son identificadas por muchos como “una muñequita María de trapo”, sin embargo su nombre es “Lele”.

Las muñecas Lele, que en otomí significa bebé, tuvieron su origen en el estado de Querétaro, sin embargo no se conoce la fecha exacta de su nacimiento y podría remontarse a la época prehispánica.

Esta artesanía es una de las más famosas del país y es comercializada principalmente en la Ciudad de México, la cual suele llamar la atención de los extranjeros y roba el corazón de las mexicanas, quienes la portan en llaveros, aretes, playeras o una calcomanía.

Eulalia, una comerciante de origen mazahua quien las elabora y distribuye, asegura que la muñeca Lele es la artesanía más vendida en la República, cuyo precio y tamaño varía, pues se pueden encontrar desde 20 pesos “hasta miles de pesos como lo han hecho en algunas tiendas comerciales”, señaló en entrevista para 24 HORAS, agregando que tiene una representación única y que su origen es de Amealco, un pueblo mágico en Querétaro.

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Aunque parece una muñeca sencilla, su fabricación conlleva una ardua labor, ya que todo se va haciendo por partes, desde la cabeza hasta los pies y los vestidos son hechos a la medida. Para los ojos, nariz y boca se utiliza tela terciopelo y el pelo se hace con estambre “hebra”.

 

 

JC