La propuesta del ala ultraderechista republicana para caracterizar a los cárteles mexicanos del narcotráfico como terroristas, ha generado conflictos muy graves no sólo con México, sino al interior de la estrategia de seguridad nacional estadounidense en el contexto de las elecciones presidenciales americanas de noviembre de 2024.

En la segunda mitad de su mandato, el presidente Trump envió mensajes pidiendo fundamentaciones para caracterizar a los narcos de terroristas, pero la respuesta de la estructura burocrática la planteó no solo como imposible, sino como detonadora de conflictos mayores al interior del Gobierno americano.

El punto más delicado de esa iniciativa actual se localiza en el hecho de que los nueve cárteles señalados por el representante Dan Crenshaw -como en este espacio se ha insistido- están documentados por la DEA como los grupos del narcotráfico dentro de Estados Unidos que controlan el contrabando, la distribución en 40 estados americanos, la venta al menudeo en las calles estadounidenses y el lavado de dinero, todas estas actividades, por cierto, no perseguidas por las oficinas de seguridad del Gobierno de EU.

La caracterización de narcoterrorismo, por lo tanto, convertiría a los narcos en enemigos de la seguridad nacional y obligaría a las autoridades a operativos de última instancia que tendrían el efecto de desestabilizar la relación consumo-oferta de drogas que son demandadas por más de un tercio del total de la población estadounidense.

Es decir, el modelo de narcoterrorismo obligaría a romper las cadenas de distribución de droga y generaría movilizaciones violentas de los consumidores y adictos que se quedarían sin droga.

Los más afectados con el tema del narcoterrorismo serían los estadounidenses.

Zona Zero

  • El Departamento de Estado se ha cansado de lanzar alertas de viaje a sus nacionales para que no visiten alrededor de una veintena de ciudades mexicanas marcadas por la violencia del crimen organizado, debido a dos temores centrales: la violencia y los secuestros. La agresión contra cuatro estadounidenses en Matamoros, Tamaulipas, estará obligando a las autoridades de EU a escalar prohibiciones a sus nacionales para evitar mayores víctimas de la inseguridad mexicana que no tiene para cuando terminar. Habrá que esperar un efecto en el turismo americano por la crisis de Matamoros.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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