ISABEL BOTERO
Foto: Especial / En el CEO, la representación de mujeres se reduce hasta el 2%; y el 13% de los consejos de administración son liderados por alguna figura femenina  

Pese a los avances en materia de participación de mujeres en el mercado laboral, acceder a altos niveles jerárquicos dentro de las organizaciones bancarias atraviesa por un efecto ‘embudo’, en el que disminuye la representatividad de las colaboradoras en función de que aumenta el cargo organizacional.

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Así lo expone María Isabel Botero, directora general de Recursos Humanos en Scotiabank, quien destaca en la importancia de incluir y permitir que más mujeres ocupen puestos de toma de decisiones al interior de las organizaciones, ya que representan y complementan una visión amplia de los negocios.

En términos generales, la fuerza laboral de las instituciones bancarias está integrada en 51% por mujeres, cumpliendo con la cuota de representación de género. No obstante, ese porcentaje va disminuyendo conforme se acerca a más altos cargos.

Al interior de las organizaciones bancarias, el 43% de los cargos gerenciales son ocupados por mujeres; y el 26% de los cargos directivos son encabezados por colaboradoras.

En el siguiente nivel, en el CEO, la representación de mujeres se reduce hasta el 2%; y el 13% de los consejos de administración son liderados por alguna figura femenina.

“En el momento en que van a ascender a ciertos niveles, cuando ya tienen equipos o cargos de liderazgo, ahí es cuando empiezas a ver ese 50% como un embudo y las mujeres se van rezagando”, añade Botero al referir que en el caso de las colaboradoras aparece el “suelo pegajoso”, un término asociado a un impedimento cultural que obstaculiza el desarrollo profesional de ellas.

“Se terminan guiando por esos famosos “suelos pegajosos”: las mujeres tienen más actividades fuera de su trabajo, son las cuidadoras del hogar, de los padres, de los hijos, de la familia; hacen actividades fuera de su trabajo no remuneradas y tienen que volver a la oficina. Y en el momento del ciclo de vida cuando deciden tener hijos, tienes un rompimiento en donde las mujeres deciden a veces retirarse, hacer un paso atrás en su carrera para poderse dedicar al cuidado del hogar y eso hace que se empiecen a rezagar y tengamos ese crecimiento”, puntualiza.

Para 2021, por cada 10 horas del tiempo total de trabajo –tanto de mercado, como no remunerado– de las mujeres, los hombres realizaron 8.5, es decir, ellas asumieron una mayor carga de trabajo, de acuerdo con los datos más recientes del Inegi.

En el detalle de la información, se observa que la responsabilidad de las labores domésticas y de cuidados recae principalmente sobre las mujeres, quienes destinaron el 63.8% de su tiempo de trabajo total en dichas actividades, mientras que los hombres únicamente destinaron el 26.5%.

En tanto, el 33.9% de las horas semanales de las mujeres, se ocuparon en trabajo de mercado, en contraste con los hombres quienes dedicaron más de lo doble que ellas, el 70.4% de su tiempo a la referida acción.

Es decir, los datos siguen mostrando amplias brechas de desigualdad en las labores del hogar y la participación en el mercado.

Para Botero, uno de los grandes retos para que más mujeres hagan presencia en los altos cargos en las organizaciones, surge desde la educación de las escuelas, porque si bien las empresas pueden ir avanzando en materia de cuotas de género, si no hay talento femenino para cubrir las áreas, continuará el sesgo en favor de los hombres.

“Si desde los siete años, la educación en los colegios empieza a cercar la educación femenina versus la masculina, tenemos que romper eso. No pretendemos ser exactamente iguales en todo, pero en términos de capacidades somos exactamente iguales. Entonces, si somos iguales, pero nos meten esta idea de que nosotras deberíamos de irnos más por el baile, el canto, la cocina, y que los hombres deberían de irse más por la ingeniería, y esas cosas, inconscientemente las mujeres desde niñas empiezan a decir ‘Yo no sirvo para esto’, y entonces los hombres se apuntan más a las universidades a esas carreras y ves muy pocas mujeres en las universidades”, apunta.

Organizaciones deben incluir visiones de mujeres

Además de avanzar hacia una igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, a las organizaciones les conviene incluir en sus cargos de toma de decisiones a colaboradoras para saber qué es lo que requiere la población femenina, agrega Botero.

“Tener mujeres es un negocio. No solamente es un tema de una sociedad más equitativa y más justa, sino en las empresas es un tema de relevancia económica, porque cuando realmente nos ponemos a ver el papel que tiene la mujer en la economía, aunque en México el lado de la población económicamente activa de las mujeres es un poco más baja que la de los hombres que es una población es similar en México por género, lo que pasa es que la mujeres tomamos, según un estudio, el 80% de decisiones de compra en el mundo”, expone.

“Trabajen o no trabajen, nosotras tomamos las decisiones de qué se tiene que comprar. Cuando piensas en un servicio, si no tienes mujeres dentro de tus empleados que puedan decir qué buscan otras mujeres, difícilmente vas a poder tener éxito”, añade.

LEG