Hay que decirlo recio: los saboteadores y embaucadores enviados por Napillo deben sacar las manos de lo que es hasta ahora una zona productiva, en crecimiento, con estabilidad laboral y con salarios dignos.

No es casualidad que la mina de Tizapa, ubicada en Zacazonapan, Estado de México, esté en expansión, que en el último año haya abierto más fuentes de empleo, que el salario de las y los mineros venga compensado con bonos, que los empresarios tengan un plan de mejora continua dentro de la mina. Ya lo decíamos, hay un por qué, el buen diálogo y entendimiento que hay entre empresa y trabajadores y las gestiones hechas por el Sindicato FRENTE, el cual encabezo.

Hoy, esta comunidad enfrenta una amenaza: como siempre Napillo soltó a sus malandros para intentar sembrar la mentira, la mediocridad, la violencia y para sabotear algo con lo que el FRENTE no juega, la seguridad de los mineros.

En los últimos meses, dentro de esta mina se han registrado actos de sabotaje, que de no haber sido denunciados por los trabajadores, se pudo poner en riesgo la seguridad de nuestros agremiados; se robaron materiales que limitaron la operación de la mina, por si fuera poco, la empresa hizo una inversión millonaria en un ventilador, el cual, los Napillos no se cansan de intentar averiar.

Como siempre, Napoleón Gómez Urrutia ve la oportunidad de negocio y afila el olfato. Reparte dinero para que los débiles de convicción y los que no están comprometidos con la comunidad minera se conviertan en predicadores de mentiras.

Se presentan como un sindicato democrático, cuando más bien es una empresa familiar que vive del esfuerzo y trabajo de cientos de mineros.

Sindicato pobre, es un pobre sindicato”, es la frase favorita de Napillo. La cosa es clara, él no va por la seguridad o el bienestar de los mineros, él lucha para obtener cuotas sindicales y por sumar empresas que extorsionar, para así pagar sus mansiones, sus viajes por el mundo, los estudios de sus hijos y nietos en el extranjero y los antojos de su mujer, por decir lo menos.

Hace casi 20 años que Napillo inició el declive de lo que fue un gran sindicato, asumió la secretaría general como herencia de su padre y de ahí todo se vino abajo.

Hoy, la estructura sindical está conformada por sus amigos, que igual que él, nada tienen que ver con la minería, ni con la lucha obrera, son fifís que se dedican a ordeñar un sindicato cada vez más seco.

Se presentan hoy en Tizapa presumiendo la foto de Napillo, saben que es lo único que podrán mostrar, él nunca se parará en esa población, no tienen logros que presumir, en casi dos décadas solo ha demostrado que su gestión es meramente monetaria, que está vinculada al robo de 55 millones de dólares en contra de sus agremiados, que fue cómplice de la muerte de los 65 compañeros de Pasta de Conchos y que cuenta en su haber con casi 400 huelgas en su mayoría a capricho y sin fundamento.

Tizapa no debe formar parte de la estadística, no debe ser rehén de los caprichos de un impostor, no debe estar a merced de nadie. Los mineros tienen derecho a trabajar, en condiciones seguras, con paz y estabilidad laboral.

En los próximos días, las autoridades laborales realizarán un recuento en Tizapa por la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo, confiamos en la legalidad de los procesos y en el correcto proceder de la Secretaría del Trabajo.

El triunfo será de los verdaderos mineros, porque en Tizapa no hay lugar para los Napillos, ni para sus mentiras, en la mina puro trabajador, en Tizapa puro FRENTE.

 

     @CarlosPavonC