DESAPARICIONES
Foto: Cuartoscuro / archivo / Defensores de derechos humanos marcharon en Tapachula, Chiapas, para exigir al Gobierno de México la búsqueda y reaparición con vida de Ricardo y Antonio  

A dos semanas de la desaparición de dos activistas de Aquila, Michoacán, sus familiares y amigos marcharon en estados de todo el país como Chiapas, Colima, Michoacán, Veracruz y la Ciudad de México para exigir la localización con vida de Ricardo Lagunes Gasca y Antonio Díaz Valencia; en redes sociales también se unieron a la causa con el hashtag #TodosxRicardoyAntonio.

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En Colima, donde fue hallada la camioneta en la que viajaban los defensores de derechos humanos, el contingente salió del Jardín Núñez y llegó al Palacio de Gobierno, allí, la esposa de Ricardo, el abogado, pidió que los dejaran libres.

Asimismo, por segundo domingo consecutivo, Ana Lucía, la hermana de Lagunes Gasca, se presentó en la Glorieta de los Desaparecidos, en Reforma, Ciudad de México, donde denunció la lentitud con la que iniciaron y se desarrollan las investigaciones.

“Las actuaciones de la Fiscalía han sido muy lentas, no se comenzaron a analizar las evidencias inmediatamente(…) a nivel federal iniciaron hasta el miércoles y la coordinación entre instancias es muy lenta”, dijo la joven.

En tanto, en Xalapa, Veracruz, Arturo, el padre del abogado pidió al gobernador del estado, Cuitláhuac García, que intervenga en las averiguaciones, porque desde su perspectiva puede asumir responsabilidad en el caso ya que el progenitor es originario de la entidad.

A la marcha por los tres años de impunidad por el caso del homicidio de Homero Gómez, el defensor de la mariposa Monarca, también se unió la exigencia de justicia en el caso de Antonio y Ricardo, en Morelia, Michoacán.

EL CASO

Díaz Valencia y Lagunes Gasca se dirigían de Aquila, Michoacán a Colima, luego de participar en una asamblea comunal; sin embargo, alrededor de las 19:10 horas fue la última vez que la familia de ambos supieron de ellos. Un día después su camioneta fue localizada en un poblado en Cerro de Ortega, con impactos de bala.

Fernando Lagunes le atribuye los hechos a un conflicto agrario en Colima que ganaron los ejidatarios a la empresa minera, Ternium, el mismo día de su desaparición.

 

 

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