La democracia global es cada vez más débil. Los acontecimientos que se viven en América Latina así lo ponen de manifiesto en un momento que no es el mejor para el Estado de Derecho.

En Perú, Pedro Castillo da un autogolpe que ha provocado una gran división entre su población. Cada vez hay más muertos y se toman aeropuertos e instituciones en un país tendente a la polarización. El autogolpe que dio es propio de los dictadorzuelos. Y dice Pedro Castillo que no solamente no se va sino que le han quitado el poder. La actual presidenta Dina Boluarte ha reaccionado porque ha acariciado las mieles de ese poder. Y mientras se siguen golpeando, la ciudadanía peruana es la que está dejando la sangre en las calles con muertos y heridos.

Brasil vive el zarpazo de la polarización de sus líderes. Los seguidores del actual presidente Bolsonaro salen a las calles donde todavía hay reductos que piden que no se vaya. Lula ya huele el poder del éxito. Bolsonaro se resiste a marcharse y, como en Perú, la sociedad es la que lo dirime en las calles. Todo ello en un Brasil que rezuma una desigualdad palpable que es la que ha propiciado a tener este tipo de gobiernos

El Chile de Gabriel Boric no es ajeno a todo ello. La prueba fue el cambio constitucional que buscó el actual Presidente – y que afortunadamente no se dio – para allanar un poder más amplio y de más tiempo. Así podríamos seguir por Colombia, Venezuela, El Salvador, Nicaragua, Cuba o Argentina, entre otros países de la América Latina iluminada.

Pero no sólo ocurre en el continente americano donde, por cierto, también lo vivieron en Estados Unidos con el populismo de Donald Trump. Países tan consolidados como la mismísima Alemania, también lo viven en carne propia. En fechas recientes grupos de extrema derecha quisieron poner al estado contra las cuerdas intentando dar un golpe. Parece inédito que un país como Alemania donde esos fantasmas ya estaban enterrados, pudieran vivir algo de esa naturaleza. Porque eso también habla de la debilidad de las instituciones. Es difícil creer que en un país tan cuajado como Alemania haya podido ocurrir algo así.

En España vivimos algo parecido con Pedro Sánchez y sus socios de la extrema izquierda de Podemos. Son rancios como ellos solos. Son capaces de negociar con vascos y catalanes para darles en un futuro la posible independencia con tal de quedarse en el poder. Eso es populismo puro y duro.

El Estado de Derecho se inventó para hacer democracias fuertes y estables. No es lo que está ocurriendo con este mundo iluminado que ya recorre de Perú a Alemania.

 

      @pelaez_alberto