Foto: Cuartoscuro / Durante este sexenio, el TP01 fue “rifado” simbólicamente, para lo cual se vendieron billetes de la Lotería Nacional con la imagen del avión en 500 pesos cada uno.  

El avión presidencial TP01 José María Morelos cumple hoy cuatro años en venta y 10 desde que fue adquirido por el gobierno mexicano.

Hasta la fecha, se han pagado más de cuatro mil millones de pesos por él… Y aún faltan pagos por realizar hasta el 2027.

En noviembre de 2012, la aeronave fue adquirida en el último tramo del sexenio de Felipe Calderón, aunque su compra se había fraguado tras la muerte (en un accidente aéreo) del titular de Gobernación, José Francisco Blake Mora, en 2011.

Tras finiquitar la compra, el Gobierno federal señaló que no se trataba de un asunto de lujo, sino de seguridad nacional y la protección de los presidentes en sus viajes nacionales e internacionales.

Sin embargo, México adquirió una aeronave que fue prototipo de pruebas experimentales desde 2010, cuando hizo su primer vuelo. De los seis prototipos, el TP01 es el único que se mantiene en vuelo, pues los otros ya son piezas de museos o fueron desarmados.

El costo de la transacción con la empresa Boeing fue de 2 mil 952.4 millones de pesos; sin embargo, debido al esquema de arrendamiento financiero, entre Banobras y el Ejército, el total supera los 5 mil millones de pesos, los cuales todavía se siguen pagando y las anualidades terminan en 2027.

La aeronave tardó cuatro años en acondicionarse como transporte presidencial, pues le colocaron equipo de seguridad especial, y lo acondicionaron con una cocina, una recámara con baño, una oficina, una zona VIP y otra para prensa e integrantes del Estado Mayor Presidencial (EMP).

El avión llegó a México en enero de 2016 y realizó diversos vuelos de entrenamiento solo con personal militar.

Fue el 10 febrero de 2016 cuando realizó su primer vuelo a Sonora, en el que se invitó a niños talento para estrenarlo y, el último, como transporte presidencial, fue el 30 de noviembre de 2018, a Argentina.

Sin embargo, en su segundo día de mandato, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo puso en venta, con lo que cumplió una de sus promesas desde que era líder de Morena.

El TP01, bautizado por Peña Nieto como José María Morelos, contando los cuatro años que tardó su entrega, sumados a los otros cuatro que cumple hoy tratándose de vender, solo fue usado como transporte presidencial por dos años.

La aeronave ha pasado por un periplo durante este sexenio, que va desde su exhibición como muestra de una supuesta corrupción a su venta en Estados Unidos y a través de la ONU, sin éxito; además, ha sido ofrecido a varios presidentes, fue rifado de manera simbólica e incluso se planteó que se usará para tours VIP.

Y ahora, según documentos hackeados al Ejército, se busca crear una nueva aerolínea del Gobierno federal, en la que una de las ofertas es la renta del avión presidencial, con un costo promedio de 500 mil pesos por hora de vuelo, lo cual hasta ahora se mantiene como proyecto.

Su historia

El TP01 se compró cuando ya había sido utilizado para vuelos experimentales de la empresa Boeing, como uno de los modelos de prueba del 787.

A la fecha, la aeronave presidencial es la única que sigue en el aire, pues otros tres prototipos ya son piezas de museos, preservados en el Flight of Dreams Complex, de Nagoya, Japón; en el Pima Air & Space Museum, de Arizona, y en el Museum of Flight Boeing Field, de Seattle.

Otro de los prototipos fue desmantelado en su totalidad y uno más sigue como avión de pruebas de la compañía aérea, enfocado a la conversión a motores de energías limpias.

Es decir, la aeronave, que se adaptó cómo transporte presidencial para México, es el único de la flota de prototipos 787 que todavía puede volar.

Desde 2016, en un análisis financiero encargado por la Presidencia de la República, se concluyó que existían pocas probabilidades de que se vendiera un avión con esas características, porque en el mercado de aeronaves personalizadas, los potenciales clientes prefieren configurarlo a su gusto.

Además, debido a su configuración militar, se tendría que vender su equipo por separado y configurarlo de nuevo para su uso convencional de transporte de pasajeros, un proceso que podría extenderse por dos años.

 

LEG