Foto: Valeria Chaparro | Este viernes, desde antes de la una de la tarde,  madres, padres y familiares de víctimas de feminicidio y desaparición forzada, así como miembros de colectivas feministas, comenzaron a llegar a la Glorieta de las Mujeres que Luchan  

Cientos de mujeres salieron a las calles de la Ciudad de México este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia a marchar para exigir la erradicación de todos los tipos de violencia contra la mujer. La mayoría acusó impunidad en casos de feminicidio y desaparición e ineptitud por parte de las autoridades.

Este viernes, desde antes de la una de la tarde,  madres, padres y familiares de víctimas de feminicidio y desaparición forzada, así como miembros de colectivas feministas, comenzaron a llegar a la Glorieta de las Mujeres que Luchan para marchar y exigir justicia en sus casos.

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Con carteles, fichas de búsqueda, tambores y consignas de lucha, las asistentes, desde niñas, hasta mujeres de la tercera edad, mostraron su descontento ante la situación de violencia que inunda al país. Minutos antes de emprender el camino, levantaron un altar y compartieron testimonios.

Norma Andrade, una de las manifestantes, es madre de Alejandra García, quien fue víctima de feminicidio en el 2001. La mujer tiene veinte años marchando para exigir justicia por el caso de su hija, pues hasta ahora no se ha esclarecido, por lo que tuvo que recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“El caso de Alejandra todavía sigue en la impunidad, ahorita el caso fue aceptado en la Comisión Interamericana en 2012 y emitió en agosto o septiembre de este año su informe y ahorita estamos en espera de que nos digan cuándo vamos a la Corte Interamericana, para asentar nuevamente al Estado mexicano por no estar haciendo la investigación como debería de ser”, relató al Diario.

La respuesta que las autoridades mexicanas le dieron es “que están haciendo cursos, que están dando capacitaciones a los funcionarios, pero el caso de mi hija siguen sin resolverse”, sentenció.

Para la mujer, quien en silla de ruedas marchó en primera fila y gritaba consignas más fuerte que nadie, “los feminicidios son un crimen de Estado, que como ciudadanos y ciudadanas no debemos tolerar, permitir y aceptar y que debemos todas unir nuestras voces para exigir justicia, por esas jóvenes asesinadas”.

Como el de ella, se dejaron escuchar muchos casos similares, donde la impunidad era el denominador común.

Tras partir de la Glorieta, sobre Paseo de la Reforma, el contingente se encaminó al Zócalo, exponiendo con sus carteles y cantos los diversos tipos de violencia que se les ha infligido: sexual, psicológica, vicaria, hasta terminar en la más terrible, el feminicidio, ante las miradas asombrada y curiosas de los transeúntes que pasaban por ahí.

Entre gritos de ‘¡No estás sola!’ y ‘¡No fue suicidio, fue feminicidio!’, las mujeres se abrieron paso entre los mil cien elementos de policía femenil que enmarcaba su ruta, desplegados por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), hasta su llegada a la Plaza de la Constitución, en la que con pintura blanca estaban plasmadas cientos de siluetas que emulaban y honraban a las asesinadas.

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La movilización terminó con un mitin frente a Palacio Nacional, en el que las mujeres reiteraron su demanda de alto a la violencia hacia la mujer y su búsqueda de justicia para sus hijas y hermanas.

LDAV