La propaganda que suele hacer la Secretaría de Hacienda suele ser para difundir notas como aquella de la ampliación de la línea contingente del FMI para México o la ratificación del grado de inversión por parte de Fitch Ratings.

Es, digamos, parte de su papel propagandístico. Pero la comunicación del domingo con aquel exabrupto del “más de lo mismo” ya fue un exceso que deberían meditar muy bien.

El punto es que, a pesar de esas tendencias autodestructivas de la propia Secretaría de Hacienda, México recibe avales externos que deben tener tranquilo al régimen actual.

Son esos reconocimientos de las calificadoras, de los organismos internacionales y por supuesto de los participantes de los mercados, los que le permiten a López Obrador mantener su personalísima agenda sin la inminencia de una crisis económica.

Paradójicamente, al mismo tiempo que la 4T festina seguir con la disponibilidad de 47 mil millones de dólares de la línea de crédito flexible del Fondo Monetario Internacional y la ratificación de la calificación crediticia de Fitch Ratings en BBB- con perspectiva estable, López Obrador se dedica a insultar a todos aquellos que fueron artífices de la estabilidad financiera de la que hoy gozamos.

Lo mismo arrasa con instituciones o personas mexicanas o extranjeras, aunque su especialidad es denostar a los funcionarios públicos de gobiernos anteriores de nuestro país.

En especial, el Presidente gusta de atacar a uno de esos personajes a los que su régimen le debe que se mantenga la estabilidad y poder conservar un buen historial crediticio mexicano en los mercados internacionales.

Va a ser muy difícil que cualquiera de los funcionarios subordinados de López Obrador pudiera recibir el reconocimiento que la semana pasada le otorgaron a Agustín Carstens, actual gerente general del Banco de Pagos Internacionales y exsecretario de Hacienda y exgobernador del banco central en México.

Este economista es reconocido a nivel mundial como uno de los más influyentes e importantes a nivel iberoamericano y por esa carrera profesional tan exitosa fue reconocido con el Premio Rey de España de Economía.

Desde la mañanera, lejos de congratularse por esta alta distinción a un mexicano, López Obrador se burla de Carstens y hasta lo acusa de corrupción sin aportar una sola prueba, por supuesto.

Realmente, lo que debería hacer el jefe del Ejecutivo es agradecer a ese exfuncionario mexicano, y a una larga lista de ellos, por haber dejado bases financieras tan sólidas en México que han sido capaces de aguantar, hasta hoy, cuatro años de 4T.

Todo ese andamiaje financiero mexicano que hoy cruje, pero resiste fue diseño de personajes como Agustín Carstens, que a lo largo de este siglo ordenaron las finanzas públicas, consolidaron instituciones sólidas como el Banco de México, crearon organismos autónomos de supervisión financiera, dieron confianza a los mercados e hicieron de este país un destino confiable para invertir.

Se hizo tan buen trabajo en dotar de solidez a la economía mexicana que ha podido resistir, hasta hoy, a la 4T. Así que, deberían ser el régimen actual el primer agradecido y reconocer a Carstens y la larga lista de funcionarios financieros que ha tenido este país.

 

   @campossuarez