En menos de un año los españoles iremos a votar. El gobierno de Pedro Sánchez ha sido, sin duda, el peor que hemos tenido desde que retomamos la democracia hace ya casi cincuenta años.

Pocas veces en la reciente historia habíamos conocido a alguien que, con tal de aferrarse al poder, seguir cobrando un sueldo, continuar viajando por medio mundo a costa del erario público, llegara a traicionar a la ciudadanía española. Sí, porque en política como en la vida, no todo vale.

Pedro Sánchez ha intentado trocear nuestro país. A los vascos les ha dado canonjías y prebendas económicas con tal de que le siguieran apoyando en el parlamento y así seguir en el gobierno. A los de Podemos de la extrema izquierda también les ha otorgado todos los caprichos que han querido. No hay más que recordar los centenares de millones de euros que ha dado para confundir a los niños para poder cambiarse de sexo sin autorización de los padres, siendo menores de edad. Es sencillamente aberrante.

Pero el colmo ha sido la entrega de dineros y de cambios de leyes para que los catalanes, o mejor dicho para que un puñado de catalanes se pudieran independizar.

Rebajar el delito de sedición o dejar salir de la cárcel a los que violaron la Constitución para intentar separarse de España han sido algunos de los “regalos” que hemos recibido de nuestro ínclito presidente Pedro Sánchez. Y todo ello regado con miles de millones que fueron directamente a Cataluña y que salieron del esfuerzo y del trabajo de nosotros los españoles, de los impuestos de todos aquellos que durante muchos años no hemos hecho más que trabajar para hacer de España un país mejor. Pero Pedro Sánchez ha tenido que traicionarnos de una manera torticera e hipócrita, diciendo que lo hace por el bien de España. Si al menos, hubiera sido honesto tendría que haber dicho que lo hacía por el bien de él.

Ha dejado en la calle a los terroristas de ETA que arruinaron la vida de miles de familias. Y no solo eso. Hoy muchos de esos terroristas son diputados, senadores; son “autoridades”. Qué manera de prostituir la propia política. Nos ha arruinado con sus impuestos. Si hubieran sido por lo menos para causas nobles, todavía tendría sentido, pero no, los ha utilizado para dar de comer a los independentistas, para convencer a los niños de la posibilidad de cambiarse de sexo, para pasearse en los viajes a Nueva York de él y su gabinete, para temas tan superfluos como absurdos menos para ellos y su conveniencia.

Ya está bien, queremos que Pedro Sánchez se vaya y no vuelva jamás a la política española. Y como lo sabe, ya está buscando trabajo fuera de España. Por eso tanto viaje para hacer méritos en Estados Unidos. Ahora, pobre el que lo agarre para trabajar. Él sabrá, pero que se vaya fuera. Aquí no queremos ni vagos ni aprovechados.

 

  @pelaez_alberto