VENEZUELA
Foto: AFP / La nueva política del gobierno de Joe Biden tomó por sorpresa a Emmanuel Montero, que decidió regresar en un vuelo desde Panamá tras ver frustrados sus planes  

Entre abrazos, llantos de alegría y frustración, cientos de migrantes venezolanos regresan a su país, o eso intentan, tras un intento fallido por llegar a Estados Unidos, que los deportaría si cruzaban la frontera sin papeles para pedir asilo.

Mientras están en el margen del río Bravo, en Ciudad de México, Guatemala, Costa Rica o cualquier otro país entre Venezuela y Estados Unidos. Algunos han encontrado trabajo o piden dinero en las calles para subsistir o ahorrar para pagar su regreso a la tierra bolivariana.

 

Mientras dos aviones provenientes de Panamá con unos 70 migrantes llegaron al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, que sirve a Caracas, constató la AFP.

Otro, con unos 300, llegó un poco antes de la medianoche procedente de México. La víspera, regresó otro centenar.

Alejandrina González corrió a abrazar a su hijo Yorvis Carrasquel al verlo en la terminal.

Emigre “para buscar una vida mejor, buscando un mejor futuro, pero no se prestó”, señaló el joven de 25 años, que luce un tatuaje en el cuello que dice: “te amo mami y papi”.

Ahora toca “trabajar y echar pa’lante. Uno se cae y se levanta”, afirma resignado Carrasquel que, como muchos de estos migrantes, cruzó la peligrosa selva del Darién, que separa Colombia y Panamá, con el objetivo de llegar hasta Estados Unidos y pedir asilo.

El 13 de octubre, después de que en un año más de 150 mil venezolanos llegaran a Estados Unidos por la frontera terrestre, Washington impuso un nuevo protocolo para poner freno a esta oleada migratoria, que se convirtió además en una controversia política de cara a las elecciones de mitad de mandato.

La nueva normativa prevé el ingreso de 24 mil venezolanos a través de un programa que obliga a entrar vía aérea y avalado por un patrocinador. Y conforme a un acuerdo, Washington podrá expulsar a México a todo aquel que entre ilegalmente por la frontera terrestre.

Como Venezuela y Estados Unidos no tienen relaciones diplomáticas desde 2019, tanpoco pueden deportar a indocumentados de vuelta a su país.

“El sueño americano” 

La nueva política del gobierno de Joe Biden tomó por sorpresa a Emmanuel Montero, que decidió regresar en un vuelo desde Panamá tras ver frustrados sus planes.

“Ya habíamos cruzado cuatro países, estábamos en Honduras”, explica el joven de 21 años. “En la selva duramos cinco días, porque nos fuimos por la ruta más corta, que es la más cara”.

“Todo iba súper bien”, aunqe el paso por el Darién “fue difícil” porque llovía.

Ahora no tiene una visión clara sobre su futuro. Sabe que la situación económica es compleja y agotó los últimos 300 dólares que le quedaban para pagar el boleto que lo trajera de vuelta.

Muchos de estos venezolanos vendieron bienes para realizar el viaje a Estados Unidos. Jorge Luis Piñeda, de 39 años, era taxista y vendió su auto para ir tras “el sueño americano que todo el mundo busca para poder obtener un poquito más” para su familia.

Llegó a la frontera entre México y Estados Unidos el 19 de octubre –tras el veto migratorio– con la esperanza de poder entregarse a las autoridades y quedarse en el país. “Dijimos ‘bueno, vamos a ver qué pasa y nos echaron para acá (a México) otra vez'”, explicó a la AFP en Ciudad de México antes de abordar un vuelo especial de la estatal venezolana Conviasa por el que pagó 210 dólares.

Se considera “engañado” por Estados Unidos y prefirió regresar a su país, porque tiene a su familia “y de alguna u otra forma, pues uno trabaja y vuelves a salir adelante”. No cree que vuelva a intentarlo.

“Vamos a empezar prácticamente desde cero cero”, expresó por su parte Ernesto Laitano, de 24 años y natural de Maracaibo, en el golpeado estado de Zulia (oeste, fronterizo con Colombia).

Vendió sus auto y casa para pagar el viaje, que comenzó el 25 de septiembre. Cuenta que salió con unas 50 personas de su barrio.

Otros venezolanos emprendieron su viaje desde países donde se encontraban radicados, como José Gregorio Guevara, de 40 años, quien llevaba cinco años en Ecuador.

Su travesía fue “horrible” por las extensas caminatas, los peligros con mafias y la selva. Regresó ante el llamado de sus hijos. “Papá no, no pudiste, regrésate, es hora de que estemos juntos”, cuenta tras llegar a Caracas.

La semana pasada una veintena de venezolanos regresaron desde Guatemala. Está previsto que vuelvan más migrantes.

LEG