El presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena, han comenzado a jugar abiertamente con la idea de la reelección.

Bajo el lema #QueSigaLopezEstamosAgusto, Morena pretende hacer creer que se trata de una campaña de los seguidores del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, para conseguir la candidatura presidencial.

Pero la finalidad es otra.

El partido del Presidente ha comenzado a crear comités estatales para promover #QueSigaLópez, sin identificar, a propósito, que se trata de una campaña de la corcholata de Gobernación.

En Palacio Nacional, desde hace meses se hacen encuestas para conocer el pulso de la opinión pública.

Una pregunta es clave, ¿estaría o no de acuerdo en que el presidente AMLO continuara con el proceso de transformación del país?

La respuesta favorece la intención presidencial, pese al compromiso reiterado del mandatario de respetar la Constitución y de terminar su mandato en el 2024 para irse a su rancho.

Pero, si el Presidente pudo cambiar de opinión en un tema tan relevante como la presencia militar en tareas de seguridad pública, ¿por qué no podría cambiar de opinión nuevamente si el pueblo bueno y sabio se lo pide?

Igual que sucedió con su “a mí denme por muerto’’, cuando se le preguntó si quería ser candidato presidencial en el momento en que fungía como jefe de Gobierno del entonces DF, hay sobradas razones para recelar de sus auténticas intenciones.

López Obrador ha dicho que necesita “más tiempo’’ para consolidar su proyecto de transformación y varias veces ha lamentado que la pandemia “se nos haya atravesado’’, lo que impactó negativamente en los planes que tenía para el país.

A semanas de iniciar el penúltimo año de su administración, las grandes transformaciones prometidas se quedarán en promesa.

No hay un sistema de salud público como el de Dinamarca o Canadá, la inseguridad se instaló en todo el país y se escrituró territorios completos en Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Nayarit, Sonora y Durango, entre otros.
El sistema educativo no ha colapsado en buena medida por el compromiso de maestros y otros trabajadores de la educación.

Aumentó el número de pobres pese al reparto histórico de dinero público en ayudas y programas sociales y no somos, ni de lejos, el centro de operaciones aeroportuario que nos llevaría a las grandes ligas del sector.

¿Seis años más? Usted decida.

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El respetado columnista de La Jornada, Enrique Galván Ochoa, entrevistó a Tatiana Clouthier sobre los motivos de su renuncia al gabinete presidencial.

La exsecretaria de Economía fue lapidaria en la respuesta que le dio al periodista:
“Ya no sumaba, como dije en mi renuncia; una jauría rodea al Presidente y no deja avanzar los proyectos, le llevan mentiras. Además, todos están metidos en la sucesión presidencial’’, dijo.

Galván Ochoa formó o forma parte de respetables seguidores de López Obrador a quienes el Presidente les encargó la redacción de su “constitución moral’’.

Quizá -y esto es solo especulación del autor-, el muy respetado columnista también ha caído en la cuenta de que los otros datos que le llevan al Presidente corresponden a un mundo paralelo.

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Comenzó a circular El Rey del Cash’ y con ello el tour de medios de su autora, Elena Chávez.

El primer adelanto de su libro hace referencia a los millones de pesos que Marcelo Ebrard habría entregado en cash a López Obrador para su campaña presidencial a través de Mario Delgado.

Si Ebrard resultara candidato presidencial se especulará que compró, con años de anticipación, el puesto.

Ni el canciller ni Delgado habían declarado nada a su favor, al cierre de esta edición.

LEG