Svante Pääbo
Foto: AFP / Además de sus investigaciones sobre el hombre Neandertal, Svante Pääbo ha revelado la existencia de otro homínido arcaico distinto  

El Premio Nobel de Medicina coronó ayer al pionero de la paleogenética, el sueco Svante Pääbo, por la secuenciación completa del genoma de los neandertales y la fundación de esta disciplina que analiza el ADN de tiempos remotos para descifrar los genes humanos.

“Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los seres humanos vivos de los homínidos desaparecidos, sus descubrimientos han dado la base a la exploración de lo que hace de nosotros, humanos, seres únicos”, dijo el jurado del Nobel.

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Gracias a la secuenciación de un hueso hallado en Siberia en 2008, pudo revelar la existencia de otro homínido diferente y desconocido hasta entonces, El hombre de Denisova, que vivía en la actual Rusia y en Asia.

De 67 años, Pääbo descubrió en 2009 que un 2% de genes había pasado de estos homínidos hoy desaparecidos al Homo sapiens.

Este flujo antiguo de genes hacia el hombre actual tiene un impacto fisiológico, por ejemplo, en la forma en que el sistema inmunitario reacciona a las infecciones.

Sus trabajos habían demostrado recientemente que los enfermos de Covid-19 con un segmento de ADN de Neandertal –sobre todo en Europa y en el sur de Asia– herencia de un cruce con el genoma humano hace unos 60 mil años, tienen más riesgo de padecer complicaciones graves de la enfermedad.

“Las diferencias genéticas entre el Homo sapiens y nuestros parientes más cercanos desaparecidos no se conocían hasta que fueron identificadas gracias a los trabajos de Pääbo“, añadió el comité Nobel en su decisión.

El investigador sueco logró superar las dificultades de estudiar un ADN muy deteriorado por el tiempo, ya que tras miles de años, sólo quedan restos, altamente contaminados por bacterias o rastros humanos.

En una entrevista en la Fundación Nobel, el paleogenético contó que estaba “tomando su último sorbo de té” cuando recibió una llamada de Estocolmo. “Realmente no pensé que (mis descubrimientos) me harían merecedor de un Premio Nobel“, afirmó.

El padre del galardonado, Sune Bergström, ya había recibido el Nobel de Medicina en 1982 por sus hallazgos sobre las hormonas. Svante Pääbo lleva el apellido de su madre, la química estonia Karin Pääbo. / AFP

 

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