Ayer se tomaron dos decisiones que no tienen nada que ver entre sí, pero que ahora generan incertidumbre en nuestro país.

La primera decisión la tomó un grupo de expertos financieros que conforman el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) que, si bien forman parte del banco central de otro país, no hay duda que lo que ellos determinan afecta literalmente a los mercados financieros de todo el mundo.

Sabemos, como lo esperaban los analistas, que la Fed decidió incrementar de nueva cuenta en 75 puntos base su tasa de interés interbancaria para dejarla en 3.25%. Este ritmo acelerado del costo del dinero va en línea con una inflación muy alta.

Lo que no sabemos es qué efectos puede tener en el desempeño de la economía de ese país y con ella de nuestra economía. Hasta dónde pueden llegar los efectos secundarios de combinar el dinero caro y la alta inflación.

Es probable que pudiera desembocar en una desaceleración económica o incluso en una recesión de la que México no se va a salvar. Sobre todo, porque el principal motor de la incipiente recuperación que hemos tenido después de las recesiones del 2019 y el 2020 ha sido el sector exportador.

Tampoco sabemos si el Banco de México seguirá a la Fed en esta decisión de política monetaria, aunque la alta inflación y el eventual efecto financiero de no mostrar la misma agresividad prácticamente garantiza que la próxima semana el Banxico se apunta al menos esos 75 puntos base de incremento en la tasa mexicana de referencia.

Todo es hacer suposiciones a partir de un hecho concreto que conocimos ayer en los Estados Unidos.

La otra decisión que ayer tuvimos fue una que realmente no se esperaba en el Senado de la República.

Estaba marcado en el calendario como el día D para la militarización del país y para la suerte de la alianza opositora.

Había dos opciones esperadas de la discusión de ayer, que el ejército se quedara en las calles hasta el 2028 supliendo a las policías civiles y que con ello se consiguiera por añadidura la fragmentación definitiva de la alianza opositora. La otra opción era que no pasara este intento soñado por el presidente López Obrador y materializado por Alito de la militarización transexenal.

Lo que resultó de la maniobra de postergación que llevó a cabo Morena cuando se dio cuenta que no contaba con los votos suficientes fue alimentar la incertidumbre.

Ayer se perdió el pudor con el chapulineo del senador Raúl Paz y con la instalación de una mesa de ofertas políticas a los opositores, instalada en un hotel cercano al Senado y atendida personalmente por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.

Si eso ocurrió con tan poco tiempo, la incertidumbre de los alcances de la 4T para conseguir lo que quiere el Presidente con tantos días por delante agita las aguas políticas.

Dos decisiones que dejan dos respuestas: suben las tasas en Estados Unidos y se pospone la discusión en el senado sobre la extensión de la presencia del Ejército en las calles.

Dos decisiones que nos dejan mucha incertidumbre.

 

 

      @campossuarez