Al Gobierno y a su partido –Morena– no les alcanzó la presión, la amenaza ni el chantaje que ejercieron sobre senadores de oposición para reformar la Constitución y mantener a las Fuerzas Armadas en labores de seguridad. Con argucias legislativas retiraron el dictamen que había sido aprobado en comisiones.

Los supuestos expedientes abiertos en contra de legisladores del PAN, PRI y PRD, principalmente, no fueron suficientes para convencerlos de votar la minuta enviada por la Cámara de Diputados, donde los solícitos priistas fueron obligados a presentar la iniciativa y votarla a favor para alcanzar las dos terceras partes.

La mayoría morenista en las Cámaras de Diputados y Senadores ni siquiera cuidan las formas. Están para atender las instrucciones que reciben de Palacio Nacional y de Bucareli, donde al ver que no lograrían los votos necesarios, ordenaron al bloque oficialista retrasar la discusión en el pleno.

Con esa turbia maniobra legislativa, el Gobierno continuará presionando a los opositores. El propósito es doblarlos, como lo hicieron con el presidente del PRI, Alejandro Moreno, y con Raúl Paz, quien de la bancada senatorial del PAN brincó a Morena.

Dicen que en Yucatán, la tierra de este tránsfuga, alguno de sus familiares tiene problemas legales. Por ahí lo apretaron y decidió navegar hacia tierras donde le aseguraron impunidad. En sus redes sociales, Paz, criticaba la militarización, pero ahora, en un cambio radical, apoya la “transformación”.

En el Gobierno pusieron todo su empeño en la reforma constitucional. El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, como el operador político, pero de acuerdo con Dante Delgado, los secretarios de Defensa y Marina también buscaron doblar a la oposición.

Incluso, estaban seguros de haberlo logrado. Pensaron que tenían los votos, pero al final no fue así. Algunos opositores les mintieron e, ingenuamente, se fueron con la finta. ¿Habrá represalias? Seguro.

Fue el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, quien los salvó, al menos de momento, de la catástrofe. Sí, el “compañero rebelde”, como llamó Adán Augusto a Monreal, logró aplazar la discusión y mantener vivo el anhelo presidencial de tener a los militares en las calles.

Los próximos días serán intensos, ya no de negociación, porque este Gobierno no tiene en sus principios el diálogo, sino de presión y amenazas a los opositores. Sacarán expedientes y como le hicieron a Alito y al expanista Raúl Paz, buscarán en el entorno familiar más cercano.

 

Directo. En Tamaulipas la cosa está que arde. El gobernador electo, Américo Villarreal, dice que en los próximos días podrían liberarse órdenes de aprehensión en su contra. El Gobierno de Cabeza de Vaca negó que eso vaya a suceder. ¿Será que Villarreal solo lanzó un buscapiés?

Indirecto. En el Senado, los morenistas critican a Lilly Téllez por pasar de Morena al PAN, pero celebran que Raúl Paz haya brincado del PAN a Morena. Se llama incongruencia.

 

 

     @maurijua