José Ureña

Primero una anécdota y luego al tema:

En una ocasión la oficina de Relaciones Públicas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) le dio atención especial a Ricardo Monreal.

Explotó la administración:

-¿Por qué se le distinguió así?

-Porque es el líder del Senado de la República -respondió la encargada.

-A él no hay por qué darle atenciones.

Resultado: la despidieron.

Esta historia fue llevada al extremo el martes, cuando se ordenó ausentarse de la plenaria de Morena -sí, la coordinada por el zacatecano- al gabinete de seguridad: Adán Augusto López, Luis Cresencio Sandoval, Rafael Ojeda y Rosa Icela Rodríguez.

El vacío vaticinaba una derrota para Ricardo Monreal.

Tenía una deuda con Alejandro Armenta, a quien marginaron de la candidatura de Puebla para favorecer a Miguel Barbosa, pero no pudo cumplirla en agosto de 2020.

Le enviaron al chiapaneco Eduardo Ramírez, mas hoy ese compromiso está saldado y Armenta tiene más cerca la Angelópolis.

APERTURA Y DEBATE

Nadie puede acusar incongruencia en el proceso senatorial morenista.

La plenaria tuvo puertas abiertas inclusive a la prensa para dar fe del debate, de señalamientos, de desdenes presidenciales y hasta negociaciones.

La votación no fue por encuesta -como se ocultan los dedazos-, sino con voto libre, urnas transparentes y voluntad mayoritaria (36 de Alejandro Armenta por 28 de Higinio Martínez) certificada por notario.

Quienes en su casa o trabajo tuvieron paciencia pudieron constatar el desarrollo de los hechos a través del Canal del Congreso y de redes sociales.

No tienen, en cambio, otro dato: sí hubo impulsos desde tres palacios -el Nacional, el del Ayuntamiento y el de Cobián- para aupar a Higinio Martínez y todos fueron derrotados.

No encontraron los apoyos suficientes y así prevaleció el liderazgo de Ricardo Monreal… y de alguien más porque los senadores del oficialismo también tienen corazón futurista.

PUDO SER EL OCASO

Arriba mencionamos a los perdedores.

El principal ganador es, obviamente, Ricardo Monreal porque arrostró el riesgo del ocaso político y trocó el debate de su coordinación en señalamientos a su lejanía personal con López Obrador.

También salió fortalecido Marcelo Ebrard, pues su operación fue fundamental porque tiene senadores afines: Malú Micher, Bertha Caraveo, María Antonia Cárdenas, José Ramón Enríquez y algunos más.

Parte del acuerdo Monreal-Ebrard de no agredirse, competir con respeto y aspirar a una lucha interna justa -piso político en su argot- hasta el destape de la corcholata de López Obrador.

Queda para el debate el papel de Higinio Martínez, conocido como líder del Grupo Texcoco pero derrotado por segunda ocasión en semanas, primero ante Delfina Gómez y ayer ante Alejandro Armenta.

¿Por qué apostó una vez más por el grupo político -¿¿o tribu??- de Morena después de ser traicionado y tirar a la basura su historial y su campaña mexiquense?

Se quedó sin compensación con una presidencia del senatorial para distraerse y quizá alejarse de la campaña de Delfina Gómez.

LEG

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