Ángel Álvaro Peña

Los comentarios del Presidente en la conferencia matutina del pasado martes marcaron una línea divisoria entre los funcionarios corruptos y los honestos. Línea muy delgada, por cierto, que no puede reducirse a los funcionarios del pasado y los del presente, porque con esa medida hay muchos que no caben en la honestidad y su plumaje está manchado por el lodo de la corrupción.

Mucha razón tiene el Presidente al hacer un retrato hablado de los corruptos que tomaron la administración pública como plataforma para puestos más altos y escalones cada vez más oscuros para llegar a niveles insospechados a causa de la complicidad y no por cubrir perfiles.

En la administración de Morena, hay oportunistas en diferentes niveles de Gobierno, a lo largo y ancho del territorio nacional, que el propio Presidente dibujó sin esfuerzo, pero con recelo y desconocimiento de los burócratas que se sirven del servicio público en las filas de Morena y en las administraciones de la 4T.

A la pregunta de un reportero de 24 HORAS sobre las razones del sobreprecio de la refinería de Dos Bocas, señaló que no se tomaron en cuenta los equipos necesarios para echar a andar la obra y de inmediato aclaró que en el pasado los sobreprecios se debían a la corrupción de los funcionarios y no a los malos cálculos.

En realidad, ha habido motivos inéditos que ocasionen los sobreprecios de las obras como es el caso de amparos, presiones de la oposición, manifestaciones físicas y mediáticas contra todo lo que se erige en la actual administración; sin embargo, los resultados son los mismos porque al final, en ambos casos, se gasta más y es dinero del pueblo. Puede ser que no sean los sobreprecios las causas del enriquecimiento de los actuales funcionarios públicos, pero lo cierto es que no se explica que, en algunos gobiernos estatales, hasta los ayudantes de los ayudantes del gobernador estrenen camionetas del año, se hagan cirugías para serle más atractivos a los jefes, o simplemente que se cambien de casa a lugares más caros y sofisticados de cada uno de los estados.

Puede ser que los gobernadores de la 4T sean, como dice el Presidente, ejemplo de honestidad, pero sus colaboradores cercanos hacen todo lo posible por verse cada vez más llamativos, porque no guardan ni la discreción necesaria ni la compostura suficiente a la hora de mostrarse como nuevos ricos.

El Presidente no falta a la verdad al decir que hay institutos, fundaciones, asociaciones  y entidades que ahora cuestionan los trabajos de la actual administración porque anteriormente vivían del presupuesto y compartían ganancias con los malos funcionarios, pero tampoco puede asegurar que dentro de las administraciones de los gobiernos emanados de Morena haya manchas que tienden a extenderse, y no para ahí la falsedad sino que en muchos casos no hay corrupción porque el manejo de los dineros se centraliza o dirige a los beneficiados directamente, pero la verdad es que son honrados porque los ponen donde no hay, de otra manera las dudas crecen. Y seguirán creciendo.