El verano madrileño está siendo infernal. Durante julio y parte de agosto hemos tenido temperaturas que han superado los cuarenta grados. Los madrileños huimos del calor y buscamos refugio en las playas españolas o en las montañas. Pero aún así calles tan representativas como Velázquez, Serrano, La Castellana o la Gran Vía siguen con transeúntes. Muchos son turistas que aprovechan que ya prácticamente terminó la pandemia y buscan salir después de aquella penitenciaría que fue el coronavirus y que aplacó a la humanidad para quedarse en sus casas.

Sin embargo, cuando camino por estas calles escucho mucho acento mexicano. Tanto lo escucho que parece que en lugar de estar caminando por Serrano lo hago por Presidente Masaryk; es más, si entro en cualquiera de los restaurantes de la zona escucho acentos de Ciudad de México, del norte del país o incluso del sudeste. Lo mismo ocurre con los hoteles del centro.

A todo esto, hay que recordar que México es un país muy querido por España y que siempre está de moda. No en vano tan sólo en la capital española hay más de ciento veinticinco restaurantes mexicanos con una representación de platillos de todos los estados.

Parece así que hay una invasión mexicana en Madrid. Y los que vienen, que por cierto me da un enorme gusto, no sólo lo hacen para visitar La Cibeles, el estadio Santiago Bernabéu ni tampoco el Museo del Prado. No. Los que vienen a España lo hacen para depositar sus dineros. De paso también visitan La Cibeles, aunque ya de manera muy secundaria.

Las conferencias de Las Mañanas del presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien por cierto tengo una gran empatía – todo hay que decirlo – no son precisamente un bálsamo para que el dinero se encuentre a buen recaudo. Los mexicanos vienen a comprar casas o incluso edificios enteros. Vienen a hacer negocio. Otros muchos también llegan a España para conseguir la nacionalidad escudándose en su origen judío.

Pero ¿por qué tenemos tal cantidad de mexicanos en Madrid? La actual administración no les da confianza. Piensan que no tienen ni certeza jurídica ni tampoco económica. De hecho muchas empresas españolas que tienen sus emolumentos en México están planteándose muy seriamente traerse el dinero a España o dejarlo en otros países de América Latina donde ellos no sientan que su dinero peligra.

Siempre hubo entre España y México una excelente relación a todos los niveles. En el terreno comercial, en la actualidad hay más de siete mil empresas españolas que están radicadas en México y casi tres mil mexicanas que se encuentran en España. Sin embargo, todo esto puede cambiar, máxime cuando desde Palacio Nacional no sólo no se da certidumbre sino que cada vez la zozobra es mayor.

 

  @pelaez_alberto