El nacimiento y consolidación de la Guardia Nacional siempre estuvo asumido como una estructura de carácter militar, pero lejos de cualquier consideración militarista. En realidad, la Guardia se configuró como un cuerpo especializado en tareas de seguridad interior, es decir de funciones que tenían que ver con la garantía del desarrollo y el bienestar.

La Guardia no fue un cuerpo de seguridad pública, asumiendo ésta la tarea de garantizar la propiedad personal de los ciudadanos, aunque pudiera realizar acciones en ese sentido. La seguridad interior es la síntesis de la seguridad pública de los particulares y la seguridad nacional de la República ante acosos extranjeros o penetración de organismos criminales transnacionales.

La fase del Estado de bienestar que determinó la existencia de populismos de Gobierno fue rebasada por la estructuración de organizaciones criminales que no solo cometen delitos a los particulares, sino que le disputan hegemonía, poder y sobre todo fuerza armada al Estado.

El descuido gubernamental permitió el fortalecimiento, expansión y enriquecimiento de las organizaciones criminales y ahora combaten al Estado para mantener el control de espacios sociales y territoriales, lo que implica una violación criminal de la soberanía del Estado. La fuerza logística del crimen organizado se acaba de conocer en todo su esplendor en los ataques en la zona del Bajío para construir una verdadera zona de guerra.

Estos son los temas que debieran discutirse en el escenario de la iniciativa presidencial de incorporar a la Guardia Nacional como cuerpo de seguridad interior a la Secretaría de la Defensa Nacional que tiene la responsabilidad de la seguridad nacional del Estado.

 

Zona Zero

  • Informaciones provenientes de Estados Unidos señalan que el FBI ha estado escondiendo una información vital en materia de seguridad: el papel activo de ciudadanos con permiso para portar armas atacando o asesinando a criminales y francotiradores para salvar a los ciudadanos en zonas que la policía no puede cubrir. No se trata de vigilantes, sino de ciudadanos con entrenamiento en el manejo de armas que ayudan a abatir a los delincuentes en momentos de agresiones a ciudadanos indefensos. Es un modelo de autodefensa autorizado.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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