Justo en la coyuntura de crecientes denuncias de empresarios sobre el avance microeconómico de la delincuencia con el cobro de chantajes, extorsiones, derechos de piso y ventas de seguridad, el reporte mensual del Banco de México sobre las expectativas de los especialistas en el corto plazo sigue prendiendo los focos rojos en la relación de seguridad e inversiones.

El rubro del crimen como obstáculo para hacer negocios en México fue en julio de 26%, en tanto que el Estado de derecho sigue en primer lugar con 27% y la corrupción no se mueve del tercer sitio con 18%. Estos datos conjuntan el hecho de que 71% de los obstáculos para la actividad económica privada tiene que ver con los renglones de inseguridad con bandas delictivas y falta de decisión del Estado para garantizar las actividades.

La relación directa entre la seguridad y la actividad productiva puede definir, de manera sencilla, el concepto que todavía se sigue negando en México: la seguridad interior, es decir la garantía que debe proporcionar el Estado para la salvaguarda de la actividad económica de productores y consumidores, a fin de que puede existir bienestar social.

La encuesta del Banco de México aporta otros tres datos alarmantes: de julio de 2021 a julio de 2022, los especialistas bajaron el concepto de buen momento para inversión de 27% a 5%. Aumentaron el criterio de que es un mal momento para invertir de 33% por 73% y los indecisos disminuyeron de 39% a 22%. Estas cifras tienen como dato mayor el desplome de la confianza en que el clima de los negocios por seguridad bajó de 45% a 11%.

En estas cifras se sintetiza que el clima de inseguridad ha golpeado de manera muy severa la confianza de los inversionistas para trabajar y de alguna manera aportaría elementos para señalar una de las explicaciones al desplome del producto interno bruto.

En términos sencillos: sin seguridad no habrá inversión.

 

Zona Zero

  • El cobro de derecho de piso y de venta de protección es uno de los delitos más difíciles de perseguir porque no se requieren de grandes bandas o cárteles sino pequeños grupos armados con capacidad para intimidar a pequeños empresarios. La única manera de combatirlos es con grupos especiales de seguridad por zonas concretas y reformas legales para incrementar las penas judiciales contra estas bandas que se han convertido en el dolor de cabeza de los pequeños y medianos empresarios.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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