Nancy Pelosi representa la tercera fuerza del poder en Estados Unidos y por lo tanto en el resto del mundo después del Presidente estadounidense Joe Biden y de la Vicepresidenta Kamala Harris. Su fugaz viaje a Taiwán no ha sido más que una provocación milimétricamente estudiada o, eso quiero pensar. No podría imaginar que las autoridades estadounidenses no tenían todo muy bien pergeñado.

Son muy pocos los países que han reconocido a Taiwán como un estado soberano. La mayoría entienden que, a pesar de su autonomía, sigue dependiendo de la poderosa China y que es entre las autoridades chinas como se tiene que solucionar el conflicto.

El hecho de que Pelosi haya viajado a Taiwán no ha hecho sino molestar al presidente chino Xi Jinping que dice que los trapos sucios se limpian en casa.

Pero no ha sido un funcionario cualquiera el que ha viajado a Taiwán. Fue nada más y nada menos que la tercera autoridad del país. Por eso las escaramuzas de los cazas sobrevolando la antigua isla de Formosa o las maniobras militares en las playas cercanas a Taiwán.

Muchos estados del mundo sí mantienen relaciones comerciales con la isla. Es una mano de obra que ha dado lugar a una economía vigorosa que ha hecho de la isla un lugar de dinero. Pero una cosa es la relación comercial y otra muy distinta el reconocimiento de Taiwán como estado soberano.

Si no pensara que está perfectamente calibrado, creería que ha sido un desacierto completamente irresponsable. Pero ¿qué hay detrás?

Recordamos que las relaciones entre el anterior presidente Trump y China nunca fueron las mejores. La política republicana siempre fue ante China desde luego muy beligerante, tal vez demasiado. ¿Podría ser qué se tratara de hacer un guiño por parte del gobierno de Biden a los republicanos? Pudiera ser, a pesar de las relaciones agridulces que hay entre demócratas y republicanos. No podemos olvidar que el próximo martes ocho de noviembre se celebran las elecciones intermedias y en ellas los republicanos van a tener mucho que ver.

Joe Biden se ha creado cierta impopularidad dentro y fuera de Estados Unidos. La mancha negra de la salida de las tropas estadounidense de Afganistán arrastrará a Biden el resto de su presidencia. Por eso, entre otras cosas, cayó el número uno de Al Qaeda Al – Zawahiri, por cierto en un barrio exclusivo de Kabul. Algo tenía que hacer Estados Unidos para limpiar su imagen.

Había que intentar limpiar esa mala imagen con la que quedó Estados Unidos en Afganistán de cara al resto del mundo. Pero tampoco su imagen es la mejor ante un partido republicano que cada vez está logrando más adeptos. ¿Podría ser una táctica el viaje de Nancy Pelosi a Taiwán para acercarse a la Casa Blanca a Donald Trump? Todo es posible y más en política.

 

  @pelaez_alberto