Como está planteada, la reforma electoral propuesta por el Ejecutivo federal significará una regresión que “ojalá no pase”, afirmó el expresidente del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg.

El académico, quien estuvo al frente de los procesos electorales en el país de 1996 al 2003, enfatizó que en materia electoral lo óptimo es lograr acuerdos entre todas las fuerzas políticas.

“No se trata de una legislación más, es la que permite que la diversidad política conviva y compita de manera institucional y pacífica, y lo importante es que cuente con la adhesión y confianza de quienes serán las competidores.

“Lo otro, solo hace que desde el inicio se cuestione la legitimidad del expediente que hace posible la coexistencia pacífica de la diversidad, recordemos que las ocho reformas previas de 1977 a 2014, fueron respuestas a exigencias de las distintas oposiciones que buscaron garantías de imparcialidad y equidad en las contiendas ese fue su motor”, dijo Woldenberg en su participación en el parlamento sobre la reforma electoral que organiza la oposición en la Cámara de Diputados.

De prosperar la iniciativa de López Obrador, expuso, sería la primera reforma que se hiciera para satisfacer los reclamos del Presidente e iría a contracorriente del proceso democratizador de las últimas décadas y eso es lo más peligroso.

En el análisis que hizo de la iniciativa presidencial para promover cambios a la Constitución en materia electoral sostuvo que ésta implica la destrucción de lo construido y que ha cumplido con su misión.

“Hoy tenemos elecciones auténticas, los resultados dependen de las oscilaciones de los humores públicos y la diversidad política, ha logrado convivir y competir en forma pacífica.

“No obstante, las baterías del gobierno se orientan hacia el entramado electoral que le permitió incluso convertirse en la primera fuerza política”, comentó.

Woldenberg señaló que es alarmante la intención de mermar la autonomía de las instituciones electorales para alinearla a la voluntad oficial.

Explicó que la propuesta señala que se elegirán por voto universal siete consejeros de una lista de 20 propuestos por el Presidente, diez por la Cámara de Diputados, diez por la de senadores y 20 por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ante ello, continuó, “no se requiere ser demasiado sagas para ver que el Presidente es de Morena, que en las cámaras ese partido es mayoritario, pero además, los candidatos a consejeros tendrían que hacer campaña en todo el país y los únicos aparatos que pueden hacer eso, hoy por hoy, son los partidos”.

Woldenberg cuestionó qué pasaría si los siete consejeros ganadores salen de la lista promovida por el titular del Ejecutivo, ante ello, enfatizó que la autonomía de las autoridades electorales no es una necesidad más, sin una condición indispensable para que puedan cumplir con su función.

LDAV