Josefina o Marijo, como la llamaban sus compañeros, perdió la vida en un accidente en la mina de Tayahua, propiedad de Grupo Carso. La joven trabajadora, quien contaba con experiencia laboral en otras minas, fue víctima, apuntan, de las laxas condiciones de seguridad e higiene y de la falta de mantenimiento a los equipos.

Para Marijo, tristemente y nos duele, no hay vuelta atrás, ella no está más con su familia por negligencia, desinterés, apatía y culpa de una mafia que hay entre la empresa y el sindicato de Gómez Urrutia, quien se apoderó de la mina de manera ilegal con el visto bueno de quienes la dirigen.

El Sindicato Nacional Minero Metalúrgico FRENTE es el titular del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) de esta mina; sin embargo, la empresa pasó por alto la voluntad de los trabajadores e impuso al sindicato de Napillo con el fin de no invertir en mantenimiento y operar en condiciones desfavorables para los compañeros; ahí el porqué del fallecimiento de Marijo.

¿Qué tan importante es una muerte? La pregunta no debería de existir porque la respuesta es obvia, pero no para algunos; lo de Marijo nunca debió pasar. Esta no es la primera vez que Napito está relacionado con accidentes en el sector minero. En 2010, una joven de 22 años perdió la vida al volcarse el camión de 200 toneles que conducía dentro de la mina Peñasquito; otro caso en ese mismo lugar sucedió en 2011, cuando José, de 19 años, murió en la planta de procesamiento. En ambos casos las condiciones de seguridad estaban bajo la supervisión del sindicato de Urrutia.

Napito no aprendió nada del accidente de Pasta de Conchos donde murieron 65 trabajadores, el CCT también le pertenecía a su sindicato. Este impostor de minero permitió la entrada a la mina a los obreros pasando por alto las condiciones de inseguridad, lo que culminó en una explosión. El resultado fue terrible y devastador para nosotros los mineros.

Son varias muertes ligadas y toleradas por Napillo. El desinterés en la seguridad, por parte de este falso líder obrero es evidente, la vida de las y los compañeros le valen, el desprecio hacia los mineros rebasa cualquier límite, quizá porque nunca ha bajado a una mina, porque no existe registro de él como minero o porque siguen, con justa razón, señalándolo del robo de 55 millones de dólares a sus representados en Cananea, Sonora.

La minería bien llevada es segura; sin embargo, cuando se presenta la muerte de una o un compañero, impacta y pone en desventaja a la familia, pero a Napillo no le importa, él es millonario, vive en la opulencia y ni de chiste se para en las minas, no sabe qué se vive en ellas y mucho menos las necesidades de los trabajadores.

Tras la muerte de Marijo, con carácter de urgente solicitamos a la Secretaría del Trabajo una investigación e inspección en la mina de Tayahua: al momento solo hemos recibido una respuesta en papel, en los hechos aún no sucede y no hay fecha programada. Es por ello que pregunto, ¿qué tan importante es evitar más muertes?

Esperamos pronto se realice la investigación, la seguridad no puede esperar, seamos o no sindicatos alineados a la 4T, la autoridad no debe, ni por ética, y mucho menos por sentido humano, inclinar la balanza o proteger a Napillo o a quienes son afines al Gobierno, a Morena o a los funcionarios. No debe haber apadrinados, la ley debe ser pareja para todos, pues es lo que aseguran desde Palacio Nacional. ¿Será verdad?

 

    @CarlosPavonC