sello verde
Foto: AFP / Sin inversión en infraestructura, el cambio climático seguirá causando estragos en lugares como el río Po, el mayor de Italia  

La Unión Europea (UE) busca implementar con mano firme las estrategias que le permitan hacer frente al cambio climático. En materia de energías, la plenaria del Parlamento aprobó ayer conceder el “sello verde” al gas y la energía nuclear, consideradas fuentes sostenibles cuando se utiliza la tecnología adecuada.

La iniciativa, que forma parte del objetivo de la UE de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050, obtuvo el respaldo de 328 votos a favor y 278 en contra, con 33 abstenciones ante el Parlamento en Estrasburgo (Francia).

El controvertido texto, que había sido anunciado en enero por la Comisión Europea, considera “sostenibles” las inversiones en centrales nucleares o de gas para la producción de energía eléctrica, siempre que utilicen las tecnologías más avanzadas.

A su vez, Francia levantó la mano para el tema de energía nuclear. La primera ministra, Élisabeth Borne, confirmó la intención del gobierno de Emmanuel Macron de renacionalizar al gigante de la electricidad EDF (Empresa Eléctrica de Francia).

Este cambio es histórico en la nacionalización de la energía para los franceses, y se suma al proyecto del actual gobierno, en búsqueda de implementar energías más verdes.

CIFRAS.
70%
de la energía en Francia se produce en centrales nucleares

2050
el año meta de la UE para lograr neutralidad de carbono

 

SEQUÍA AZOTA EN ITALIA

Ríos secos, cultivos amenazados y agua racionada… El norte de Italia vive una verdadera emergencia climática, atizada por el envejecimiento de las infraestructuras y la poca inversión.

Desde mayo, la península italiana se enfrenta a una ola de calor acompañada de escasez de lluvias, sobre todo en las extensas llanuras del Po, golpeadas por su peor sequía en 70 años, y donde el nivel del agua es tan bajo que las aguas del mar Adriático han subido hasta 30 kilómetros tierra adentro.

“Nunca había visto una sequía tan prolongada. Si el problema persiste, se pierde el 100% de la cosecha”, dice Gianluigi Tacchini, productor de arroz a unos cuarenta kilómetros al sur de Milán.

Obligado a tomar decisiones, sacrificó un campo de maíz, redujo de un 50% los cultivos de arroz y aumentó los de girasol, menos dependientes del riego.

LEG