Pues sí: pasé por el consultorio del doctor VapoRub.

¿Y qué pasó?

Salí corriendo.

¿Y eso? ¿Cómo estuvo?

Llegué con tos, algunos problemas para respirar, febrícula. Ahí empezó a torcerse todo. Se puso los guantes y me dijo: “Desabotónese”, a la vez que, justamente, agarraba VapoRub con dos dedos. Mientras me frotaba el pecho, recordé otra vez que esos dedos tal vez frotaron también el de nuestro Presidente, cuando estuvo con Covid. Neta, sentí todo el peso de la investidura, carnal. Muy estresante. Pero lo que me sacó de onda fue la pregunta que vino enseguida, “¿está usted vacunado?”.

¿Y?

–“Cuatro veces, doctor”, contesté. Esa cara, hermano, me dejó frío. “Su sistema inmune debe estar destruido”, dejó caer. “Saliendo, vaya al mercado de Jamaica y compre ruda, gordolobo y ginseng. Tres veces al día, en infusión, con una aspirina. Y VapoRub, claro”.

Y ahí saliste corriendo…

Pues no todavía. Le pregunté qué pronóstico tenía. Me dijo que con el tratamiento, el reloj de Dios y una receta homeopática, probablemente estaría bien en una semana. Entonces vino el siguiente madrazo: “Va a tener que regresar a un chequeo. Yo salgo mañana de vacaciones, con permiso del señor Presidente. Así que lo voy a canalizar con mi colega, el doctor López-Gatell”.

¡No jodas! ¡El Doctor Muerte! Ahí sí, corriste.

Estuve a punto, pero entonces me dijo que quería revisar otras cosas. Que aprovecháramos la visita. Así que me empezó a preguntar de todo. Cuánto bebo, si fumo, si hago ejercicio, peso, edad, alergias, drogas, operaciones… Ya sabes. Como todos los doctores, tomaba notas, muy serio, nada más que a mano. Nunca prendió la computadora.

¿Y estás bien?

Pues sí, pero le preocupó mi intolerancia creciente a ciertos alimentos. ¿Ya ves que pasados los 50 empiezan a caer pesadas cosas como el tuétano, la cochinita y los quesos fuertes?

Uf, sí. El otro día cené un choriqueso y casi acabo en urgencias, y eso que me lo pasé con una licuachela.

Ándale. Pues parece que no es solo cosa de la edad. “Es probable que su sistema digestivo necesite una limpieza profunda”, me dijo.

¿Y corriste antes de que te pusiera a dieta de quinoa y quelites orgánicos?

Pues sí, corrí, pero no por eso. “En la cuarta transformación promovemos las medicinas tradicionales”, me dijo. “Le voy a recetar un enema de pulque. Un dirigente del movimiento llegó con una colitis gravísima y está como nuevo. Hasta el cutis le cambió. Eso sí, va a tener que ir a Tepoztlán dos o tres veces”. Fue lo último que escuché.

 

  @juliopatan09