José Ureña
 

Las corcholatas presidenciales tienen salud endeble.

Las tres oficiales y las no oficiales se han infectado de Covid y eso muestra por una parte sus propias debilidades, pero también un sistema de salud muy enfermo.

Ni esa situación hace cambiar las decisiones -estrategia es un eufemismo- de los altos funcionarios, el humorista Hugo López-Gatell primero, para proteger mejor a la población.

Requisitos tan fáciles de instrumentar como el uso obligatorio de cubrebocas en espacios públicos y de concentración son despreciados por ellos aun en plena ola.

Pero el tema son las corcholatas.

Marcelo Ebrard acaba de salir de su reclusión sanitaria, la cual le impidió asistir a actos de precampaña con disfraz de asambleas informativas, y está listo para giras.

Claudia Sheinbaum también tiene poco de reintegrarse a sus actividades proselitistas, incluida su asistencia sabatina al acto de Dos Bocas, en Tabasco.

Ricardo Monreal, quien rechaza el término peyorativo, se vio obligado a conducir los acuerdos políticos del Senado desde su propio domicilio.

EN CAMPAÑA DESDE LA CASA

Faltaba Adán Augusto López.

El secretario de Gobernación anunció ayer haber dado positivo, lo cual le permite continuar sus arreglos políticos y preparación de su campaña en privado.

Sus infecciones debieran ser asunto público.

Porque públicas han sido la inmensa mayoría de sus actividades y a ellas asisten los miembros del gabinete y en general, toda la clase gobernante.

Hay elementos, además, para hacer una acotación: ninguno de ellos acudió a instituciones públicas de salud a realizarse pruebas rápidas o PCR.

Además del privilegio de ser altos funcionarios y ser atendidos a domicilio, no acuden para no perder tiempo y algo más sencillo: las tomas oficiales están limitadas o suspendidas, acaso para no generar estadísticas de alarma.

Es cuestión, está sí de estrategia, para dar imagen sobre un supuesto buen manejo de la pandemia aunque ni el Presidente ni su gabinete estén debidamente resguardados.

DE LA FUENTE Y MOCTEZUMA

1.- De las corcholatas excluya usted a Juan Ramón de la Fuente.

Cuentan fuentes de Palacio la petición comedida del exrector universitario a su jefe para no mencionarlo porque ni aspira ni tiene posibilidades de ser candidato presidencial.

Debe ser cierto, porque ya no se le menciona en las mañaneras.

Tal vez no lo dijo, pero sería una actitud de mínima dignidad para no participar del escarnio público con un término tan despectivo u ofensivo ante la sociedad.

2.- Quien también es mencionado recurrentemente en Palacio Nacional es Esteban Moctezuma.

El embajador de México en Estados Unidos tiene Covid por segunda ocasión tras acudir a dos eventos la semana pasada donde, se supo después, había personas infectadas.

Y 3.- El dirigente priista Alejandro Moreno anuncia una gira internacional de denuncias contra su sucesora Layda Sansores.

“Es una campaña de mentiras, de filtraciones ilegales, de ataques, de calumnias para pretender dañar a nuestro instituto político, a mi persona y a mi familia”, señaló Alito ayer.

El acoso no parará pero Layda no se manda sola.

LEG

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