Samuel García no se ha caracterizado por ser un gobernador de ideas innovadoras, sino por los videos de sus ocurrencias publicados en redes sociales.

Agobiado por la falta de resultados, el gobernador de Nuevo León comienza a practicar un estilo de administración que en nada corresponde al sentir y a la historia del estado del norte.

Su Gobierno no supo cómo resolver el caso del probable asesinato de la joven Debanhi Escobar, cuyo cadáver lleva tres autopsias sin que se tenga la certeza de qué o quiénes provocaron su muerte.

El desabasto de agua sigue sin resolverse a pesar de que el gobernador, ingenuamente por decirlo de alguna manera publicable, “ordenó’’ a un banco de nubes mantenerse en territorio neoleonés para aliviar la situación.

Lo más reciente fue la requisa de la Ruta 400, una ruta de camiones de las más importantes en la zona metropolitana de Monterrey, porque incrementaron su tarifa de 12 a 15 pesos sin negociación previa ni autorización del Gobierno estatal.

Si bien la requisa es una figura administrativa a la que puede recurrir el Gobierno por fallas consistentes o violaciones a la ley por parte de alguna empresa privada, lo que hizo García fue un exceso.

El colmo fue que, una vez tomado el control y la caja de la Ruta 400, mostrara un video de lo encontrado en la caja fuerte de la empresa, fajos de billetes de mil y de quinientos pesos, lo que calificó como “un robo del dinero del pueblo’’.

Preocupa la ligereza del gobernador para tomar decisiones que, finalmente, terminaron afectando a los habitantes de la zona metropolitana porque, si bien los concesionarios no son almas de la caridad, el Gobierno estatal no tiene ni los conocimientos ni el personal para ejecutar con éxito la requisa; es decir, para garantizar la continuidad del servicio sin afectación a la población.

Preocupa también el lenguaje que comienza a utilizar: “el pueblo’’, “el dinero del pueblo’’, “engañar al pueblo’’.
Los recursos de la caja de la Ruta 400, deduce el gobernador y sus sabuesos, son resultado de “robarle dinero al pueblo’’, lo que es una mentira del tamaño del Cerro de la Silla.

Si una persona utiliza el servicio de transporte y paga, el dinero es del concesionario, no del pueblo.

¿Qué si lo tiene en billetes de alta denominación? ¿Pues qué esperaba encontrar? ¿Garrafones llenos de morralla?

Si un delito hay que investigar podría ser la posible evasión fiscal de los concesionarios, lo que es muy distinto a acusarlos de robarle al pueblo.

No es con golpes mediáticos como la generosa población de Nuevo León merece ser tratada.

¿Qué estarán pagando?

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Lo que sí logró el gobernador García fue que la población hablara, por lo menos el fin de semana, de un tema distinto al desabasto de agua.

Pero el tema no dará para más.

Ahora al Gobierno le urge devolver la administración a la Ruta 400, como reconoció el propio secretario de Movilidad del estado, Hernán Villarreal, quien declaró que con que “solo se comprometan a no volver a incrementar unilateralmente el pasaje’’, inmediatamente le devolvían la administración.

¿Entonces?

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Tarde, pero Florencia Serranía, exdirectora del Metro y protegida a sangre y fuego de Claudia Sheinbaum, comparecerá ante un juez para determinar su responsabilidad en el derrumbe de un tren de la Línea 12, en mayo del año pasado.

Por más que diputados locales de Morena y la jefa de Gobierno trataron de impedirlo, un amparo promovido por las víctimas del accidente, de acuerdo con el defensor de éstas, la pondrá en el estrado.

LEG