Pronostican que el 7.88% de inflación que nos recetaron este junio, es la antesala del 8.1% que podría llegar en el tercer trimestre de este año. Ojalá y ese 8 fuera la calificación general de este sexenio, pero no, ni cerquita, nada tiene que ver con un buen desempeño, sino que esa cifra se traduce en un continuo golpe a la economía de las familias mexicanas. Como dicen, ya no es lo duro sino lo tupido.

Y podrán llenarnos de pretextos o explicaciones de que el Covid-19, que la guerra de Ucrania, lo que sea, la única realidad es que en el bolsillo de los mexicanos alcanza para menos, que las bolsas del súper se hacen pequeñas frente a un ticket cada vez más alto y que ya ni en los típicos mercados sobre ruedas se pueden encontrar ofertas; todo está más caro cada día.

El alza de la inflación ocasionó que algunos alimentos básicos tuvieran incrementos de precios de entre 14% y 17%, y no hablo de lujos sino de frutas, verduras y carnes, una escalada que como ya dijimos, no se detendrá. En el sector obrero estamos viviendo una situación complicada, nuestra economía se quebranta y los incrementos salariales se pulverizan frente a la economía nacional.

Para consuelo de las familias que represento, la minería es una actividad que no deja de crecer. Se ha convertido en uno de los motores importantes del país, los incrementos que logramos pactar con las empresas nos ayudan a que los mineros tengamos ingresos 36% más altos que la media nacional. No podemos ser ajenos, de una y otra manera la inflación nos arrastra y más cuando enfrentamos como ahora, violaciones a nuestros derechos por parte del propio Gobierno, hablo de las utilidades.

Los mineros perdimos gran parte de uno de los ingresos que nos sacaba a flote: el reparto de utilidades; bajo el pretexto de homologar esta prestación a todos los sectores, decidieron ignorar la Constitución e implementar que las PTU se toparan máximo a tres meses de salario, sin importar que a muchos obreros nos llevaran al quebranto económico. El atropello estuvo orquestado por varios, entre ellos, por Napoleón Gómez Urrutia, el mismo que se hace pasar por minero y que es reconocido por huir a Canadá tras quitarles a sus propios agremiados 55 millones de dólares, situación que arrastra desde hace más de una década y que hoy lo sigue trayendo en la mira no solo de los obreros sino de las autoridades laborales, ya que no logra convencer ni aclarar qué fue lo que hizo con el dinero de los trabajadores.

Seguimos en la lucha legal por recuperar las utilidades, pero tenemos claro que una de las fortalezas y por la que hemos trabajado en el Sindicato Nacional Minero Metalúrgico FRENTE, es la estabilidad laboral, ya que esa es la principal defensa que tenemos contra la inflación. Por ello, los paros o huelgas no son opción, a pesar de que otros, como el Napillo, las sigan utilizando como método de control y sometimiento contra las empresas. Nosotros no jugamos con el empleo de las compañeras y compañeros.

La minera provee de empleo y salarios a miles de mexicanos y está en posibilidad de seguir expandiéndose; sin embargo, por ahora, las nuevas concesiones están pausadas, situación que deberán reflexionar, ya que no deja de ser una oportunidad para abatir el desempleo y la pobreza que tanto afectan a nuestro México y más en estos tiempos de incertidumbre económica y social.

 

  @CarlosPavonC