Adrian Trejo

Si se mantuviera constante el número de homicidios dolosos mensuales, registrados por las autoridades federales, el sexenio terminará por arriba de los 200,000 muertos.

De acuerdo con las cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en lo que va de la administración lopezobradorista se han registrado 121,642 homicidios dolosos.

Es decir, un promedio mensual de 2,896 asesinatos en el Gobierno de la 4T.

Solo como dato comparativo, en el sexenio de Calderón, el número de homicidios fue de 120,463.

Con Calderón, que declaró la guerra a la delincuencia organizada, se decidió combatir frontalmente a los grupos criminales y detener a los capos, si eso era posible.

Los resultados de la estrategia son de sobra conocidos; se acusó a Calderón de haber dejado “un baño sangre’’, pero no lo hizo su sucesor, Enrique Peña Nieto, sino López Obrador.

De Peña y su combate al narcotráfico, nada dice ni dirá el presidente López Obrador.

Ese salto histórico en la información aviva las versiones del pacto entre el mexiquense, a quien no se molesta con el pétalo de una crítica, y el actual jefe del Ejecutivo.

La semana pasada, el propio López Obrador insistió nuevamente en los nexos de Genaro García Luna y el mismo Calderón para justificarse, pero los números no le dan.

Dice que se está atacando la raíz del problema, que según su diagnóstico es la falta de oportunidades para los jóvenes, que son reclutados por las bandas del narco.

Ha destinado cientos de miles de millones a programas sociales que hasta el momento no se reflejan en la reducción de los índices delincuenciales.

Y su política de contención no ha estado dirigida a los grupos que atentan contra la seguridad y los bienes de las personas, sino a las Fuerzas Armadas que en lo que va del sexenio han debido aceptar ser vituperados, amagados, ultrajados y humillados por las bases sociales que el crimen organizado ha construido en numerosas comunidades del país.

Si no hay un viraje de la política de seguridad, el sexenio terminará por arriba de los 200,000 muertos.

Otro récord Guinness.

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El mismo reporte del Secretariado Ejecutivo, presentado en la mañanera por la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, destaca que el delito de extorsión se incrementó en 28.8% en los primeros cinco meses del año comparado con el mismo periodo del año anterior.

Lo que llama la atención de esa cifra, es que cuando se desglosa, la CDMX aparece con solo ¡159! de las 4,673 recibidas en los primeros cinco meses de este 2022.

Evidentemente que la ciudadanía tiene otros datos.

Hay una abismal cifra negra de este delito que no se denuncia porque en muchos casos, las víctimas suponen que es tiempo perdido.

Para conocer con más precisión el número de extorsionados, ¿por qué en lugar de que la autoridad espere a que se presente una denuncia no hace un censo comercio por comercio para escuchar de viva voz el terror que padecen las víctimas?

La cifra es hasta irrisoria, pero, en fin, son los otros datos generalmente peleados con la realidad.

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Dice el presidente de Morena, Mario Delgado, que las corcholatas pueden hacer campaña libremente “pero sin dividir’’.

Si divididos ya están.

Sergio Gutiérrez ya se decantó por Adán Augusto López; Rosa Icela Rodríguez no le tiró una flor al secretario de Gobernación sin declararse su partidaria porque su lealtad está con Claudia Sheinbaum, la corcholata más movida, pero a la que aún ningún funcionario público de peso le ha declarado su amor.

¿Por qué será?

LEG