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Foto: AFP / A su paso por México, migrantes se encuentran con los últimos obstáculos, que solo se hacen más sólidos conforme se acercan a la frontera desde estados como Monterrey  

El éxodo migrante proveniente de sudamérica sigue dejando historias de abandono, hacinamiento, protesta y resistencia mientras avanza rumbo a su destino: Estados Unidos, en el norte de la región. A su paso por México, se encuentran con los últimos obstáculos, que solo se hacen más sólidos conforme se acercan a la frontera desde estados como Monterrey.

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Ayer, Integrantes de la Guardia Nacional (GN) y personal del Instituto Nacional de Migración (INM), rescataron a 377 migrantes que se transportaban en una caja de tractocamión rumbo a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Fueron dirigidos a la capital del estado para pedir apoyo al personal del INM y de la Policía estatal, y ser trasladados a un albergue transitorio, mientras que el chofer fue puesto a disposición de las autoridades ministeriales.

Los migrantes procedían de Bangladesh, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras, India, Nepal, Nicaragua, El Salvador, Sudáfrica, Urberquistán, Venezuela y Yemen.

Al norte del país, en Nuevo León, centenares de migrantes, en su mayoría venezolanos y centroamericanos, están varados desde hace seis días en la Central de Autobuses de Monterrey, luego de que el INM prohibiera la venta de pasajes para las ciudades fronterizas, aunque muchos ya habían adquirido sus boletos.

Los viajeros ya protestaron, exigen el reembolso de sus tickets y que alguna autoridad los oriente sobre lo que necesitan para seguir con su camino al norte.

La esperanza en Tijuana es trans

Brigitte Baltazar, una mexicana trans de 35 años, fue deportada de Estados Unidos en abril de 2021 al no haber podido regularizar su residencia.

Debió alojarse en un albergue para migrantes en Tijuana, donde observar a mujeres embarazadas en riesgo y a personas agobiadas por falta de recursos e información la inspiró a buscar la forma de ayudar.

Ahora trabaja en un campamento que agrupa a personas beneficiarias de “libertad condicional humanitaria”, el estatus que les permite ingresar a Estados Unidos por un año para atender situaciones de emergencia.

El año pasado, el flujo de desplazados aumentó con la llegada al poder del demócrata Joe Biden, quien ha ofrecido regularizar a 11 millones de indocumentados.

 

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